La pubertad del Tío Pepe
Coincidiendo con el día de San Andrés, González Byass presenta en La Canariera el Mosto de yema 2020
Jerez de la Frontera
En este 2020 tan anormal se agradecen citas que nos devuelvan a esa normalidad que tanto añoramos. Como cada año por estas fechas, coincidiendo con el día de San Andrés, González Byass nos ha convocado este lunes a la presentación de su Mosto de yema 2020. En circunstancias normales, esta actividad sería una más de cuantas jalonan la nutridísima agenda enogastronómica a finales de cada ejercicio, pero la realidad obligada por el COVID-19 es bien distinta.
Después del frente de lluvias que nos ha acompañado a finales de la pasada semana, el principio de semana nos regalaba un día dibujado, de temperatura templada y un sol que en ocasiones hasta picaba un poco. Por motivos de seguridad, la firma bodeguera convocaba en la preciosa casa de viña de la carretera de Morabita a poco más de una docena de personas, principalmente medios de comunicación, para cumplimentar la conversión de mosto en vino, aunque a decir verdad el frío debe aportar aún lo suyo para que se cumpla la tradición.
Cumplimentados con la habitual hospitalidad de la casa por el presidente de la compañía, Mauricio González-Gordon; el consejero delegado, Pedro Rebuelta, y el responsable de Marketing de Tío Pepe, José Argudo, hemos tenido la oportunidad de disfrutar del mosto del año. A diferencia de este annus horribilis, este Tío Pepe adolescente tiene toda la pujanza propia de la edad. A decir de Antonio Flores, enólogo de la bodega, "es el hijo de la vid que mañana será el príncipe de las soleras. Un Tío Pepe recién nacido, casi con el chupete en la boca".
Salvador Guimerá, director de Producción de González Byass, ha explicado la excelente calidad de la uva palomino, en una cosecha con más de 8.000 kilos por hectárea, frente a las 12.000 de una vendimia normal. La fruta ha notado un buen año de lluvias, con un invierno y una primavera templadas y una vendimia temprana como no recordaban ni los más viejos del lugar.
Mientras, Antonio Flores ha abundado en la interpretación que ha hecho la tierra albariza de los pagos de Macharnudo y Carrascal en un mosto que "ofrece la frescura de la palomino fino en todo su esplendor, todavía sin desliar, y que aúna el cítrico con los aromas primarios de la caliza, la tiza y la sal. Además de los propios de la variedad, a frutos secos y notas de manzana verde, con el punto picante del carbónico, que tiene todavía en disolución".
Tras la presentación, un típico almuerzo de viña en el que no han faltado un aperitivo a base de chicharrones, morcilla, butifarra, chorizo, queso, jamón y lomo ibérico. Seguido todo ello de una sopa de tomate maravillosa cocinada por Pepe, del bar Rody, que también se ha encargado de servir un prodigio de berza con una pringá descomunal a la que no le faltaban ni las manitas de cerdo. Todo regado con mosto del año, amontillado Viña AB y palo cortado Leonor. De postre, tocino de cielo y cortado.
Difícilmente una semana podía comenzar de mejor manera.