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Insomnio

La pandemia aumenta un 3% el consumo en la Comunitat Valenciana de fármacos para dormir

El insomnio afecta al 19% de la población general y al 39% del personal sanitario

. / Getty Images

Valencia

El consumo de fármacos para dormir ha aumentado un 3 % en la Comunitat Valenciana durante la pandemia, según ha informado la Generalitat con motivo del Día Mundial del Sueño, que se celebra este viernes. Cuidar el sueño y adquirir hábitos regulares para lograr conciliarlo es crucial para la salud, como recuerdan los especialistas con motivo del día que se celebra habitualmente el viernes previo al equinoccio de primavera, en esta ocasión, el 19 de marzo.

El estrés, la incertidumbre, los cambios de hábitos causados por el confinamiento o incluso el teletrabajo han podido influir negativamente en la calidad del sueño de muchas personas.

"El insomnio está estrechamente vinculado a la salud mental, por lo que una situación como la pandemia, generadora de estrés, miedo, ansiedad, incertidumbre o duelo mal resuelto pueden facilitar su aparición o empeoramiento", ha explicado el médico especialista en Neurofisiología y experto en Medicina del Sueño del Hospital Clínico de València, Manuel de Entrambasaguas.

En esta línea, estudios internacionales publicados tras la primera oleada mostraron una prevalencia de insomnio del 39 % entre los trabajadores sanitarios. El porcentaje se reducía al 19 % en la población general, ha detallado.

"Para muchas personas ha sido problemática la pérdida de diferenciación entre el espacio y el tiempo personal y laboral por el teletrabajo, la mayor carga en la atención a los hijos, las dificultades de convivencia, el temor por el empleo", ha apuntado.

"El efecto sobre nuestras rutinas sociales y laborales, la disminución de actividad deportiva o en la naturaleza han podido afectar de forma negativa la sincronización de los ritmos circadianos, de los cuales el ciclo sueño-vigilia es el principal", ha añadido.

Con todos estos condicionantes negativos, durante la pandemia, el consumo de hipnóticos y sedantes, fármacos utilizados como inductores del sueño, se ha incrementado levemente (un 3 %) respecto al mismo periodo del año anterior.

Antes que tratamientos farmacológicos, los expertas insisten en algunas claves para que dormir no se convierta en una pesadilla: exponerse a la luz solar durante el día y realizar alguna actividad física, o evitar las luces blancas azuladas por la noche, como la que emiten las pantallas de los dispositivos electrónicos, porque hacen creer a nuestro cerebro que aún es de día.

"Dormir bien podría ayudar a superar las vivencias desagradables, a consolidar la memoria, ayudaría en la solución de problemas y potenciaría la creatividad. El dicho ‘consultarlo con la almohada’ tiene, por tanto, una base científica", ha apostillado Manuel de Entrambasaguas.

La dificultad para iniciar o mantener el sueño o el despertarse antes de la hora deseada son síntomas de insomnio, y se convierten en un trastorno cuando tienen consecuencias diurnas como cansancio, problemas de concentración o irritabilidad.

"Quien duerma muy poco, lo haga demasiado, en situaciones inapropiadas o haga cosas extrañas durante el sueño debería consultarlo con su profesional médico para que le remita al especialista, por si pudiera presentar algún trastorno del sueño", han coincidido en señalar los especialistas Paula Cases, jefa de Servicio de Neurofisiología, y Manuel de Entrambasaguas.

"Dormir bien, con un sueño suficiente y de calidad no es una opción o un capricho sino una función esencial para nuestra salud y bienestar. Se ha de dedicar entre 7 y 9 horas al sueño para un adulto (una hora menos para las personas mayores) y nunca menos de seis horas, es una de las mejores inversiones en salud que podemos hacer a lo largo de la vida", han concluido.

 
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