Ladilla Rusa y su terapia de verbeneo abren la Fiesta de la Vendimia

Aranda de Duero

Era el primer concierto con el público de pie que se celebraba en Aranda en dos años. Y se notó, vaya si se notó. Porque antes de que el escenario vibrara con la inclasificable propuesta del dúo protagonista de la noche, en el recinto ferial de Aranda se palpaban las ansias de normalidad: grupos numerosos haciéndose fotos, apretaditos y haciendo piña, bailes incluso sin música, carreras que finalizaban con el abrazo del reencuentro, hasta alguna lágrima de emoción…Y las dos palabras más repetidas, repicando aquí y allá: “¡Qué ganas!”.

Y es que la cita con Ladilla Rusa para inaugurar la IV Gran Fiesta de la Vendimia en el concierto Los40#EspírituRibera fue más que una actuación musical: fue la constatación de que la normalidad perdida hace años y medio está a punto de devolvernos algunas de las cosas que más hemos echado de menos. Y este público, con ansias de recuperar baile y abrazos, tuvo su complemento perfecto sobre el escenario el descaro y la incitación a la fiesta de Ladilla Rusa, el dúo de experiodistas reconvertidos en desinhibidos comunicadores musicales de la crónica social y un puntito kitchs del pueblo llano.

Con gran aceptación por parte de un público que demostró que la complicidad con el grupo viene de antiguo y que no ha sido en balde su paso previo por los escenarios de Sonorama Ribera “las ladillas” desgranaros durante hora y media sus grandes éxitos, que no dejan de sentar cátedra o colar contundentes mensajes pese a la apariencia frívola o desenfadada de su música: como en “Los coches del pasado” y la normalidad de lo que hasta hace nada era desviado, o el feminismo del pueblo llano de “Princesas”, o la propuesta directametne gamberra de “Macaulay Culkin” (¡menudo susto para alguno cuando dijeron que no la iban a cantar!) o el puntito de amargura y mala leche de “Criando malvas” o “Todos los días lo mismo”. Incluso se trajeron bajo el brazo su última propuesta, llegada directamente de la experiencia pandémica “A metro y medio de ti”. Canciones coreadas, bailadas, saltadas y aplaudidas por un público que tampoco dejó de aprovechar el segundo punto de atracción de la noche: las carpas en las que el vino de las distintas bodegas participantes a punto estuvo de acabarse.

Una noche exitosa también frente a una amenaza y a un reto: el tiempo amagó pero no dio, y pese a la lluvia pertinaz de la mañana respetó toda la tarde incluso con una muy agradable temperatura. Y el cumplimiento de la norma sanitaria fue escrupuloso. Pese a las inmensas ganas de normalidad el público respetó las obligaciones aún imprescindibles fue generalizado, con las mascarillas completando el outfit de todos los asistentes, incluso de los que se atrevieron a acudir disfrazados emulando al dúo protagonista.

El concierto de Ladilla Rusa, que será histórico porque es el punto de inflexión en la comarca hacia la recuperación de la vida sin ataduras en la era postpandémica, marca el inicio del fin de semana de celebraciones entorno al vino que ha organizado el Consejo Regulador de la DO Ribera del Duero y el Ayuntamiento de Aranda y que este sábado tiene uno de sus platos fuertes con el pisado de la uva y degustación del primer mosto bajo la atenta mirada de la embajadora de este año, la actriz Macarena Gómez, y la concesión de la distinción “Ribereños del año” a la hostelería de Castilla y León, tras los padecimientos de un año de pandemia. Y a partir de ahí seguirán la música de Burning, el humor ya por la tarde de Luis Larrodera y Sergio Encinas y la frescura y alegría en las calles de Aranda de los Titiriteros de Binéfar, traidos de la mano de la Ruta de Vino Ribera del Duero. Y como colofón del día, de vuelta al recinto ferial a las ocho de la tarde, el concierto de Shinova que pondrá fin a la jornada de sábado. A la espera de la no menos intensa jornada de clausuara este domingo. Pero vayamos por partes.