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El FMI rebaja al 1,2% el crecimiento de España en 2023 y cree que la crisis energética en Europa no será transitoria

La persistencia de la inflación y la invasión de Ucrania llevan al Fondo Monetario a empeorar sus previsiones globales y a advertir de que 2023 será un año similar al de una recesión.

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) Cristalina Georgieva. / Lenin Nolly (EFE)

Madrid

"Lo peor está por llegar y para mucha gente 2023 se sentirá como una recesión". Esa frase resume la esencia del nuevo informe de previsiones que acaba de presentar el Fondo Monetario Internacional y que diagnostica que el mundo se encamina hacia un 2023 complicado en lo económico. Los nuevos pronósticos empeoran el crecimiento previsto en prácticamente todos los países, especialmente los europeos, por su cercanía a Ucrania.

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En el caso de España, las previsiones del Fondo siguen el mismo patrón que las de otros organismos: mejoran la previsión de crecimiento para este año y empeoran la de 2023. Para este año, el FMI prevé que la economía crezca hasta un 4,3%, gracias a la recuperación del turismo este verano. Pero la desaceleración se notará el año que viene con un aumento del PIB del 1,2%, lo que supone recortar siete décimas su anterior previsión. Es, además, un pronóstico más pesimista que el del Gobierno, que ha basado los Presupuestos Generales del Estado en un crecimiento del PIB del 2,1%.

Pese al recorte, España será de los países europeos que más crecerá el año que viene, más del doble que la media de los países con euro. Y por delante de países como Alemania o Italia, cuya dependencia energética de Rusia, les llevará a caer un 0,3% y un 0,2% respectivamente, según los economistas del Fondo. Para hacernos una idea de la magnitud del impacto de esta revisión, solo hay que recordar que hace seis meses, en abril, el FMI calculaba que la economía alemana crecería casi un 3% el año que viene.

Las nuevas previsiones parten de un diagnóstico poco optimista de la evolución económica mundial. La inflación está siendo más "robusta" de lo esperado y las consecuencias de la guerra en Ucrania se están ampliando en forma de problemas de suministro energética y alimentario. A esto hay que añadir la vieja preocupación del Fondo Monetario por el impacto de los confinamientos en China para evitar rebrotes de la pandemia.

Este cúmulo de factores llevará a la economía mundial a crecer este año un 3,2% y a reducir su crecimiento hasta el 2,7% el año que viene. Todos los grandes países han visto recortadas sus previsiones económicas, salvo Estados Unidos, dónde el PIB avanzará un 1% el año que viene. Los cálculos del FMI apuntan que países que representan un tercio de la economía mundial sufrirán una recesión técnica a lo largo de este año o durante 2023.

La crisis energética en Europa no será transitoria

Una de las grandes preocupaciones de los economistas es el impacto que tendrá sobre Europa la falta de suministro energético de Rusia en los próximos meses. Los expertos del fondo asumen que si Vladimir Putin detiene por completo las exportaciones de petróleo, gas y gas natural licuado, la primera consecuencia sería un encarecimiento adicional del precio que alimentaría la inflación y pondría en apuros todavía más a los hogares más vulnerables. Y no descartan que esa situación pueda forzar a países como Alemania a aprobar un racionamiento energético que tendrá consecuencias sobre la actividad económica.

Por todo ello, el Fondo reclama una respuesta coordinada a nivel europeo ante una crisis que considera que será permanente por los cambios geopolíticos y de socios comerciales provocados por la guerra de Rusia contra Ucrania. "El invierno de 2022 será un reto para Europa, pero el invierno de 2023 probablemente será peor", dice el informe.

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Más presión para los bancos centrales

Pero para el Fondo Monetario, la principal amenaza sobre el crecimiento económico sigue siendo la inflación. Su fuerza y persistencia ha sorprendido a sus economistas que reconocen haber subestimado este fenómeno y apuntan ahora que el pico de la subida de los precios se alcanzará a finales de este año.

Para volver a embridarlos, el Fondo Monetario pide a los bancos centrales que sigan subiendo los tipos de interés, aunque detalla en el informe los riesgos de esta política: "Un ajuste insuficiente aumentaría la inflación y erosionaría la credibilidad de los bancos centrales, pero un ajuste excesivo empujaría a la economía mundial a una recesión innecesariamente dura" asumen los autores del informe.

Además de subir los tipos de interés, pese a sus consecuencias negativas, el Fondo rechaza claramente que los gobiernos impulsen políticas de control de precios, subsidios generalizados o incluso restringir las exportaciones para contener los precios. "Son fiscalmente costosos y conducen a un exceso de demanda, racionamientos y mercado negro" y por eso lo que recomiendan los economistas del FMI es una política fiscal con ayudas para temporales solo para los más vulnerables.

Jordi Fàbrega

Jordi Fàbrega

Periodista en la Cadena Ser desde 2003. Primero en Barcelona y desde hace más de una década en Madrid...

 
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