"Lo tengo todo lleno hasta mayo": así es el restaurante español que sirve marisco a paladas por 50 euros

Madrid

La Peña lleva 40 años abierto en las afueras de Lorca y, como muchos otros restaurantes, ha sorteado ya unas cuantas crisis “económicas y personales”. Hasta hace algo más de un año, de hecho, su oferta se basaba en los chuletones a la brasa. Pero el 27 de marzo de 2021 sucedió algo y cambió todo: una broma entre amigos acabó convirtiéndose en un vídeo viral y ha transformado el negocio en un "gastro show" que sirve “marisco a lo bestia”. No es una forma de hablar: ¡los bogavantes llegan en carretilla y se sirven con pala!

Pedro Lucas Abellaneda, de 56 años, asegura que la idea surgió tras una cena-homenaje a uno de sus mejores amigos —el torero Dominguín— en la que, haciendo alarde de abundancia y cachondeo, se le ocurrió echar mano de herramientas más propias de una obra que de un restaurante. La escena, para su sorpresa, acabó en un montón de grupos de Facebook y empezaron a llegar peticiones de gente que lo quería probar.

El hostelero murciano atendió el clamor y la gente —necesitada de alegrías después de la pandemia— respondió llenando el local una y otra vez “En 10 días vinieron más de 1.000 personas”, recuerda orgulloso. El boca-oreja, TikTok y la televisión han hecho el resto: “Lo tengo lleno todos los sábados y domingos hasta mayo. Viene gente de toda España y hasta autobuses organizados por agencias de viajes”.

Marisco (y todo) a lo bestia

El menú de La Peña es fácil de explicar: enormes bandejas de ensalada, cantidades ingentes de marisco, chato murciano, huevos con patatas, vino servido con sulfatadora, brochetas de fruta, helados y café. Todo por 50 euros y con la opción de empezar con ostras a buen precio (2 euros) y un cóctel de vermut y ginebra llamado “folleteo”.

A lo largo de la comida, de todas formas, van pasando cosas. De entrada, alguien disfrazado de bogavante le entrega a Pedro la pala y empieza a sonar el himno de España, al que siguen hits como Paquito el chocolatero, Y viva España (Manolo Escobar) o Qué güeno que estoy (Mojinos Escozíos).

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El hostelero no quiere hacer spoiler, pero explica que los camareros también protagonizan alguna que otra performance: coreografías, un striptease... El vídeo de la tiktoker Celia Sánchez, autora de @pasionxcomer, que se ha vuelto a viralizar este fin de semana gracias a la cuenta de Twitter @malacarasev, muestra al dueño del local cantando sobre un escenario y habla incluso de un toro.

¿Espectáculo o mal gusto?

Pedro Lucas, que lleva al frente del restaurante desde que tenía 16 años, se siente muy orgulloso de lo que ha conseguido. Hostelero autodidacta, para ir definiendo los shows de “Marisco a lo bestia” no ha contado con más ayuda que los consejos de su primo y el feedback de sus clientes.

“Me han dicho cosas muy bonitas”, explica por teléfono. “Al acabar, parezco el novio de la boda: fotos, besos, abrazos... La gente me dice que les hacía falta pasar un rato así, que se han olvidado de sus problemas o que es la primera vez que van a un restaurante en el que la comida no es lo más importante. Y eso, más allá de lo económico, me hace sentir muy feliz”.

Acero inoxidable homologado

Los restaurantes con espectáculo se han convertido en una de las tendencias imperantes —en Lorca y en toda España—, pero también hay quien critica la estética cañí de su propuesta o quien se avergüenza de que, en plena cruzada por la sostenibilidad, la imagen de la gastronomía murciana acabe asociándose a una carretilla llena de marisco.

“Ya he tenido una visita de Sanidad y está todo homologado”, asegura el hostelero murciano. “Tanto la pala como la carretilla son de acero inoxidable y cuidamos mucho la higiene. El que ha dicho que es como echarle a comer a los cerdos, no ha venido. A todo el que ha venido, le ha gustado. Pero cada uno es libre de opinar”.

¿Narbona en plan murciano?

Preguntado por la Cadena SER, el antropólogo Francesc Xavier Medina, director de la Cátedra Unesco de Alimentación, Cultura y Desarrollo de la UOC, reconoce que se trata de una “propuesta original” que triunfa por la posibilidad de acudir en grupo, porque la gente siente que puede hartarse de un producto tan valorado como el marisco —”salvando las distancias, una versión patria de los grandes bufés de Narbona”— y por el aspecto lúdico-festivo de la música popular y los bailes de los camareros. “Para lo que en teoría ofrece, el precio no es caro”, añade.

También hay quien cuestiona que el marisco sea de calidad porque esa cantidad, por solo 50 euros, no se corresponde con cómo está el mercado. Pero el hostelero asegura contar con compradores en Torrevieja, Huelva y Galicia. "También trabajo con un mayorista. Al comprar volumen, puedo sacar buen precio”, dice. “La gente local viene poco. Parece que a los de Lorca no les gusta ver triunfar a un vecino. Pero yo tengo la satisfacción de haber creado algo diferente y estoy preparando, junto a mi primo, una futura franquicia”.