Juan José Millás: "Si nos dedicáramos a borrar todo lo que no nos gusta nos quedaríamos sin vida"

Hace unos meses, en una de sus columnas en El País, Juan José Millás confesó que entre sus fantasías infantiles siempre estuvo la de borrar con su goma Milan las cosas que no le gustaban: "las acelgas rehogadas, las judías verdes, las clases de Geografía". Ese utensilio que todos los niños llevaron en su estuche siempre fascinó al escritor: "A medida que borrabas algo, la goma se borraba a sí misma también. Borraba a base de borrarse y eso resultaba muy misterioso. Tenía esa especie de flaqueza, esa vulnerabilidad. Conseguía borrar, pero pagaba un precio alto por ello".

En El Faro Goma, Mara Torres y Millás reflexionan sobre la posibilidad de que esa goma mágica con la que soñaba el escritor existiese. "Muchas veces he pensado en poder borrar algo del pasado, pero yo creo que no lo haría, porque al final la vida es una estructura y eso significa que cuando tocas algo se modifica todo", comenta Millás. Si los errores fuesen, además, rectificables, tiraríamos de goma de borrar en cualquier situación. Y eso, cree el escritor que nos dejaría ante una página en blanco: "Si nos dedicarámos a borrar todo lo que nos gusta nos quedaríamos sin vida".

Los domingos por la tarde no hay manera de borrarlos

Una de las cosas que a Millás le hubiese gustado borrar siendo niño son los domingos por la tarde. De mayor no ha cambiado de opinión, pero se ha dado cuenta de que lo que ocurre con el último día de la semana es un fenómeno mundial e inevitable. Lo descubrió en un viaje: "Estaba visitando Turquía y había perdido la noción del tiempo, no sabía qué día era. Pero un día me asomé a la habitación del hotel y dije: 'Hoy es domingo por la tarde". Y es que, según Millás, no importa dónde estés, "el domingo por la tarde tiene un tono especial en todo el mundo".