"Lo primero que te dicen es que no subas sola en un ascensor con él": el relato de la primera española que denuncia el acoso de Plácido Domingo

El último capítulo de Salvados, el programa de La Sexta presentado por Gonzo, ha girado en torno a la figura de Plácido Domingo y las múltiples condenas por acoso que ha recibido durante estos últimos años. En agosto de 2019, ocho bailarinas y una cantante acusaban al célebre tenor de comportamiento inapropiado y de acoso por los numerosos tocamientos y besos que les daba a cada una de ellas. Una primera denuncia a la que le seguirían posteriormente muchas otras, que ponían al famoso tenor español en el ojo del huracán. Más aún después de que un informe encargado por el sindicado de músicos de ópera de Estados Unidos (AGMA) concluyera que las acusaciones de acoso sexual contra Plácido Domingo eran ciertas, llegando a afirmar que abusó de 27 compañeras. Varios años más tarde, Gonzo ha conseguido el testimonio de la primera española que denuncia públicamente el acoso de Plácido Domingo. Después de recordar la historia de una compañera de 23 años que rompía a llorar delante de ella tras las numerosas situaciones de acoso que había sufrido por parte al famoso tenor español, la protagonista de esta entrevista ha contado en primera persona lo que vivió cuando trabajó junto a él. Pero ha decidido hacerlo bajo el anonimato, pues no quiere que su carrera musical llegue a su fin: «Soy una profesional en activo y correría riesgo de que las declaraciones que yo pueda hacer tengan consecuencias que me impidan trabajar». Después de leer las primeras acusaciones de acoso contra Plácido Domingo desde Estados Unidos, la mujer lamentaba que había tardado demasiado tiempo en hacerse público: «Es algo que se sabe en este mundo operístico. Una de las primeras cosas que te dicen es que no subas a un ascensor a solas con Plácido Domingo». A continuación, la protagonista de esta historia ha dado a conocer el acoso que sufrió por parte del famoso tenor: «Cuando íbamos de una sala a otra para hacer un ensayo de escena, me hizo una pregunta muy extraña delante de todo el mundo: »Oye, ¿puedo meterte la mano en ese bolsillo tan bonito del pantalón?. La cantante recuerda que, en ese preciso instante le dio una punzada en el estómago porque no sabía muy bien qué contestar: «¿Qué le digo yo a este hombre ahora para seguir de una forma normal?». Acto seguido, la mujer reconoce que pensó detenidamente qué decirle al tenor para que no se ofendiera: «Durante tres segundos me calenté la cabeza para averiguar qué era lo que le decía, para que él se quedara tranquilo y no ponerme en peligro. Es una situación incomodísima». Todo ello porque, tal y como cuenta la protagonista de la historia, despertar el interés de Plácido Domingo podría provocar que continuara su acoso contra ella: «Quedas en arenas movedizas». Sin embargo, esta no fue la única ocasión en la que fue acosada por el famoso tenor: «En plena función hay un fin de acto en el que el escenario se pone negro. En esos instantes en los que el ojo tarda en acostumbrarse a la oscuridad, Plácido Domingo se acercó a mí y me besó en la boca. Fue un beso que no vi venir, ni pude esquivar ni quería». Un beso que, tal y como le ha explicado a Gonzo durante la entrevista, no tenía justificación ninguna. Tras lo sucedido, la protagonista decidió marcharse rápidamente al camerino para pensar en lo que había sucedido y las consecuencias que podría tener en un futuro cercano. A pesar de que algunas en su situación podrían pensar que esto le abría una oportunidad para llegar más lejos en el mundo de la ópera, la protagonista de esta historia reconoce que nunca se le pasó por la cabeza y que preferiría dedicarse a otra cosa antes que a cantar en esas condiciones: «Es un peaje que no estoy dispuesta a pagar. Prefiero pintar paredes antes que cantar bajo esas condiciones». Una situación que se pudo vivir en un teatro español durante la década de los 2000, un momento que, sin duda alguna, le cambiaría su vida. Sin embargo, esta nunca se planteó la posibilidad de contárselo a sus superiores porque nunca creerían su versión de los hechos.

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David Justo

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