Una cámara unipersonal que los Mossos llevan en el uniforme y que se activó accidentalmente registró las primeras palabras de la víctima en la discoteca tras la presunta agresión sexual de Dani Alves, exjugador del FC Barcelona y Sevilla entre otros. Nerviosa y sin parar de llorar decía sentirse avergonzada y culpable por haber ido con sus dos amigas hasta el reservado al que las había invitado Dani Alves. Su relato es el mismo que mantuvo en comisaría y ante la jueza. Según contó, aquella noche el futbolista la estuvo tocando pese a que ella se resistía y le indicó que le siguiera tras una puerta. Cuando se dio cuenta que estaban en un baño, ella intentó salir pero él se lo impidió y la violó. En la inspección de ese baño, los agentes obtuvieron restos de semen y huellas dactilares cuya posición coincide con la versión de la víctima pero no con la de Dani Alves. Y en el análisis médico que le realizaron a la joven también encontraron restos de ADN que ahora deben contrastar con los del brasileño y lesiones, como rasguños en la rodilla, compatibles con un forcejeo. Pruebas que contribuyeron a que Alves esté en prisión provisional donde según ha mostrado uno de los presos no tiene inconveniente en firmar camisetas. El futbolista Dani Alves, por su parte, que ha pasado ya sus primeras noches su nueva cárcel, en Brians 2, ha estrenado un nuevo equipo de abogados para defenderse de la acusación de violación. Alves ha fichado al letrado que defendió al también futbolista Leo Messi en sus problemas con Hacienda y a los Pujol. El nuevo equipo legal del exfutbolista del FC Barcelona ya está valorando los siguientes pasos y trabajan ya para sacar al brasileño de la cárcel de Brians 2. Su prioridad es presentar un recurso ante la Audiencia Provincial para demostrar que no hay riesgo de fuga con la esperanza que Alves quede en libertad, aunque sea con alguna medida cautelar como la retirada del pasaporte o comparecencias periódicas. Según desveló la escritora Nuria Labari en El País en su artículo «Violada pero no indemnizada», en el que denuncia la decisión que ha tenido que tomar la víctima para evitar un «segundo juicio», el de la sociedad. «Las víctimas de violaciones pagarían dinero para evitar este juicio público», aseguró la escritora «La Ventana». «Estamos lejos de cambiar ese segundo juicio», añadió la escritora, que además se mostró contenta porque el protocolo de agresiones sexuales se cumpliese a rajatabla en la discoteca. «A una mujer la violan en el momento que la violan, no cuando lo dice un juez», destacó Labari.