"Los dos estupendos, pero el mejor es el bajito": la historia de cómo Alfredo Landa conquistó el Festival de Cannes
El fiscal Eduardo Torres-Dulce desvela la frase que dijo el presidente del jurado cuando entregaron el premio ex aequo a Paco Rabal y Alfredo Landa por 'Los santos inocentes'
Alfredo Landa
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Cuando Dirk Bogarde se puso al frente del jurado internacional del Festival de Cannes se topó, por sorpresa, con un actor desconocido para él. En Los santos inocentes podía reconocer a Paco Rabal, un actor consagrado y premiado internacionalmente, pero tuvo que preguntar a un grupo de críticos españoles por el otro, por "el bajito". "Nos reconoció porque hablábamos español y nos invitó a sentarnos con él en un restaurante. Estuvo indagando de forma exhaustiva sobre quién era Alfredo Landa. Salimos convencidos de que le caería algo y así fue". Quien cuenta la anécdota es el ex fiscal general del Estado y crítico de cine Eduardo Torres-Dulce, que asegura que hubo una frase en la entrega de premios en la que nadie reparó ni se recogió en las crónicas de 1984. "El premio se dio ex aequo a Paco Rabal y a Alfredo Landa, pero durante la entrega Dirk Bogarde dijo muy bajito: 'los dos estupendos, pero el mejor es el bajito".
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En El Faro dedicado a Alfredo Landa, el exfiscal y el hijo del actor, Alfredo Landa Imaz, han recordado anécdotas de una de las caras más conocidas del cine español. Como la forma en la que el actor consiguió convencer a su madre de que lo dejase marchar a Madrid para dedicarse al cine: "Se sentó y le dijo que si no lo dejaba probar y era infeliz toda la vida, la culparía a ella. Al día siguiente tenía 7.000 pesetas en la mano, una maleta y un billete para venirse a Madrid". O cuando el hijo fue consciente de que su padre era un hombre famoso: "Vino a ver una función de teatro al colegio y vi que todo el mundo se giraba y lo saludaba. Le pregunté a mi madre, a mis amigos, a los padres de mis amigos... y fue entonces cuando me di cuenta de la dimensión del personaje".
Esa dimensión de la que habla el hijo hizo que Alfredo Landa diese nombre a toda una corriente cinematográfica en España: el landismo. Después llegó el destape, un tipo de cine que incomodaba al actor y que se vio obligado a hacer. "Solo le ofrecían ese tipo de películas e hizo alguna porque estuvo mucho tiempo sin trabajar, pero mi padre no quería hacer destape", explica Landa Imaz. Landa quiso dar un giro a su carrera y lo consiguió: "Juan Antonio Bardem lo ayudó y José Luis Garci lo consolidó", dice el hijo. Esos son solo dos de los grandes directores con los que trabajó. En la lista están otros como Luis García Berlanga, Mario Camus, José Luis Cuerda o Antonio Mercero.
Actor de día, coctelero de noche
Una de las cualidades que siempre le achacaron sus amigos fue el don para preparar buenas copas. "Sin que se enfade mi amigo José Luis Garci, el Dry Martini acompañado de gildas que preparaba Alfredo no lo he probado mejor en mi vida", bromea Torres-Dulce. En busca de cócteles que estuvieran a la altura viajaron juntos varias veces a Nueva York, una ciudad en la que se defendían como podían en inglés. En una de esas visitas, el crítico cuenta que fueron a tomarse un whiskey. "Alfredo pidió un Bourbon y lo mandaron bajar las escaleras. No entendíamos por qué, si el bar estaba allí. Entendieron que había preguntado por el bathroom", cuenta entre risas.
Cuando se cumplen casi 10 años desde su muerte, Torres-Dulce destaca del mítico actor su "carácter entrañable". "A los amigos nunca se les dice adiós. Soy creyente y sé que me voy a encontrar con toda la gente buena", dice ante un emocionado Alfredo Landa Imaz. El actor también era creyente. Decidió apodar a Dios como Manolo, y sus familiares recuerdan con cariño una de sus clásicas frases: "Yo a Manolo le digo: 'Como ahora, siempre. Mejor, cuando quieras. Peor, ni se te ocurra".