Las inyecciones para perder peso que no son pseudociencia, aunque lo parezca

Madrid

Quien escriba #Ozempic en el buscador de TikTok encontrará cientos de vídeos con varios millones de visualizaciones. El hashtag responde al nombre de un fármaco usado para tratar la diabetes, un medicamento en forma de inyección que se ha viralizado como “la droga de Hollywood” gracias a su efectividad para perder peso: hasta el 16% en dos años. Que Elon Musk o Kim Kardashian lo hayan recomendado ha sido el empujón definitivo.

El estudio de la semaglutida, el principio activo de Ozempic, se publicó en Nature Medicine el pasado año; uno de sus autores, el endocrinólogo español Esteban Jodar, reconoce que la aparición de este fármaco y otros similares, como la tirzepatida o la cagrisema, es totalmente revolucionaria para tratar “una enfermedad crónica, porque la obesidad no es una cuestión cosmética ni que te sobren ‘unos kilitos’”. Esa banalización hace que algunas personas que realmente no tienen diagnosticada la enfermedad paguen el medicamento “para estar estupendas”, denuncia el doctor, “así que debe haber alguna perversión en el sistema que hace que haya quien lo venda o lo recete sin necesidad”.

El furor es tremendo es un contexto de obesidad y sobrepeso que muchos ya catalogan de epidemia. Las cifras se han triplicado en los últimos cincuenta años y, según el recién publicado Atlas mundial de obesidad 2023, más de cuatro mil millones de personas en el mundo, el 51% de la población global, sufrirán sobrepeso y obesidad en 2035, frente a los 2.600 millones de 2020. Para entonces, el coste anual para la economía mundial derivado del exceso de peso podría alcanzar los cuatro billones de dólares, pues la obesidad es la puerta de entrada a más de 200 enfermedades crónicas, como la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares e incluso algunos tipos de cánceres.

El fármaco, aprobado ya en España, está financiado por la Seguridad Social para pacientes con diabetes pero no para casos de obesidad. “Es muy raro que nuestro sistema de salud te pague una cirugía de obesidad o cardiaca pero, en cambio, no te pague un tratamiento para que no llegues a tener una obesidad grave”, explica Jodar, que dirige el servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid. “Como sociedad, debemos plantearnos si tenemos que dejar de ver la obesidad como un problema cosmético. Como médicos, por ser políticamente correctos, no podemos permitirnos tener delante a una persona obesa, con hipertensión o con diabetes, y simplemente preguntarle si le gustaría abordar el tema del peso, como sugieren algunos manuales”.