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¿Una mujer en el Vaticano?

La biografía de la papisa Juana es una historia muy difusa, contradictoria y novelada difundida con especial énfasis (y evidentes intereses) entre los años 1250 y 1450, con una centena de escritos al respecto, cada uno de ellos con su propia visión y versión del asunto. Pueden identificarse al menos tres grupos de fuentes, atendiendo a las distintas interpretaciones. Pero las más antiguas estarían integradas por dos autores dominicos

Papisa Juana

La versión de Jean de Mailly (en su Crónica de 1255) la sitúa en el año 1099 y no dice su nombre: “Se trata de cierto papa o mejor dicho papisa que no figura en la lista de papas u obispos de Roma, porque era una mujer que se disfrazó como un hombre y se convirtió, por su carácter y sus talentos, en secretario de la curia, después en cardenal y finalmente en papa. Un día, mientras montaba a caballo, dio a luz a un niño. Inmediatamente, por la justicia de Roma, fue encadenada por el pie a la cola de un caballo, arrastrada y lapidada por el pueblo durante media legua. En donde murió fue enterrada, y en el lugar se escribió: Petre, Pater Patrum, Papisse Prodito Partum (Pedro, padre de padres, propició el parto de la papisa). También se estableció un ayuno de cuatro días llamado «ayuno de la papisa».

En cambio, la versión del dominico Martín von Troppau o Martín el Polaco (en su “Crónica de los pontífices romanos y de los emperadores”, de 1278) la ubica cronológicamente en el año 855, dando su nombre, y dice textualmente: “Juan el Inglés nació en Maguncia, fue papa durante dos años, siete meses y cuatro días y murió en Roma, después de lo cual el papado estuvo vacante durante un mes. Se ha afirmado que este Juan era una mujer, que, en su juventud, disfrazada de hombre, fue conducida por un amante a Atenas. Allí se hizo erudita en diversas ramas del conocimiento, hasta que nadie pudo superarla, y después, en Roma, profundizó en las siete artes liberales y ejerció el magisterio con gran prestigio. La alta opinión que tenían de ella los romanos hizo que la eligieran papa. Ocupando este cargo, se quedó embarazada de su cómplice. A causa de su desconocimiento del tiempo que faltaba para el parto, parió a su hijo mientras participaba en una procesión desde la basílica de San Pedro a Letrán, en una calleja estrecha entre el Coliseo y la iglesia de San Clemente. Después de su muerte, se dijo que había sido enterrada en ese lugar. El Santo Padre siempre evita esa calle, y se cree que ello es debido al aborrecimiento que le causa este hecho. No está incluido este papa en la lista de los sagrados pontífices, por su sexo femenino y por lo irreverente del asunto”.

A partir de aquí ha habido autores que han dado credibilidad a esta historia medieval diciendo que la Iglesia lo ocultó deliberadamente y ese papado corresponde con el de Benedicto III o bien con el de Juan VIII. Y otros eruditos (la mayoría) la han refutado con argumentos muy sólidos y convincentes. Su fascinante argumento ha dado al menos para dos películas; una de 1972 y otra de 2009.

 
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