Jesús Sánchez: cuando el fotógrafo también tiene estrellas Michelin
La exposición 'Mirada de chef' reúne retratos de los mejores cocineros del mundo captados por el chef del Cenador de Amós
Jesús Sánchez: el chef de tres estrellas que se convirtió en el fotógrafo de los maestros de la alta cocina
Madrid
El chef Jesús Sánchez ha sentido siempre una gran pasión por la fotografía. Tuvo su primera cámara cuando era apenas un niño y con ella jugaba a retratar a su entorno. Con el tiempo, ese juego se convirtió en un hobby y el retrato en su debilidad: "Me gusta ver a las personas a través del objetivo y tener la posibilidad de conocerlas y de interpretarlas. Dar mi visión sobre ellas a través de la fotografía". Eso es lo que pretende 'Mirada de chef', un proyecto fotográfico, en blanco y negro, en el que Sánchez retrata a referentes de la gastronomía internacional y a su entorno.
Un trabajo que ha sido "muy emocionante" para el chef, algo que se debe a los momentos que ha compartido con cada uno de sus compañeros de profesión. "Se produce un diálogo muy especial entre el retratado y la persona que lo retrata", señala. Entre las fotografías, podemos ver a Elena y Juan Mari Arzak en su cocina, en San Sebastián, a Ricard Camarena rodeado de calabazas en Valencia o la chef Ana Ros en los bosques de Kobarid, en Eslovenia.
Aunque el primero en ponerse delante de su objetivo fue el cocinero Paco Morales. Explica Sánchez que esa fue la primera foto que hizo con intención de crear este proyecto. En ella, vemos al chef sentado en la cocina de la casa familiar, en Córdoba, ante la atenta mirada de sus padres.
"Hay un diálogo muy potente entre la mirada de la madre hacia Paco y la de Paco hacia sus padres. A eso se suma que todo está producido en la cocina de sus padres. Es una foto que para mí tiene mucho significado", explica Sánchez.
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Paco Morales recuerda que, en un primer momento, sus padres se mostraron reticentes a participar en este proyecto, aunque acabó convenciéndolos: "Los llevé a desayunar, luego a casa, y fíjate que no me di cuenta del momento en el que hizo la foto". Confiesa que cuando la vio pensó que era un "fotón" de un "costumbrismo bestial" y que ha perdido la cuenta del número de copias que le ha pedido a Sánchez.
Alberto Chicote también tiene su retrato. Sánchez le fotografió paseando por una calle de Madrid. "Fue un momento de introspección, eso que tanto busca Alberto. Creo que echa de menos el pasear por la calle y hacerlo de manera anónima", recuerda.
El presentador de 'Pesadilla en la cocina' cree que la foto le describe tal y como es, como un urbanita: "Creo que Jesús se dio cuenta. El asfalto es mi agua, el mundo en el que me muevo con más comodidad. Soy un animal de asfalto y él lo supo ver".
La exposición también recoge la mirada "de confianza, de tranquilidad", de Dabiz Muñoz, que posa en los alrededores de la Casa de Campo. "Se dio una situación de relax, de confianza, y así conseguimos justo lo que quería transmitir. Una mirada más relajada y más serena", señala.
El retrato de Andoni Luis Aduriz es mucho más rudo. Nos muestra al chef en Donostia, junto a un mar revuelto, y con una capucha cubriendo su cabeza. Una capucha que pasó de ser la diana de diferentes bromas a convertirse en uno de los elementos centrales de la fotografía. "En un momento dado le dije que se pusiera la capucha y me gusta mucho el dramatismo de esa foto. Parece que acaba de desembarcar después de seis meses en alta mar", resalta.
Cada una de las fotografías, dice el chef, le despierta una sensación. No tiene dudas al señalar que la del mexicano Benito Molina es, sin duda, el reflejo de la felicidad. "Transmite alegría, simpatía, felicidad. Todo está concentrado en esa foto", recuerda. Un momento muy especial, cuenta, en el que estaban tomando un cóctel en Oaxaca, en México, pero también muy difícil de reflejar. "Este tipo de fotografías solo ocurren cuando convives estrechamente con el personaje retratado", incide.
La exposición también recoge fotografías de Joan Roca, retratado en la naturaleza de su Girona natal, de Carme Ruscalleda y su hijo Raül Balam en Las Ramblas de Barcelona, o de Ramón Freixa, al que vemos frente al escaparate de una conocida tienda de lujo en Madrid.
Sánchez reconoce que no podría quedarse solo con una de las fotografías, ya que cada una de ellas guarda historias "muy potentes". "Cada vez que las miro siempre veo el momento que he vivido con ese personaje", señala el chef.
Recuerda las charlas, los paseos o los cafés compartidos. Eso es lo bonito, dice, la cantidad de recuerdos que hay escondidos tras cada fotografía. La exposición Mirada de chef se puede visitar hasta el 18 de noviembre en el espacio Leica de Madrid (José Ortega y Gasset, 34).
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