Monos borrachos, damajuanas de cristal y un médico inglés eclipsado por Dom Pérignon
Barcelona Wine Week se consolida como plataforma de negocios y escaparate de tendencias
Barcelona
La cuarta edición de la Barcelona Wine Week ha servido para confirmar que el sector del vino español necesitaba una buena plataforma con la que mostrarse ante el resto del mundo y, por qué no decirlo, también gustarse a sí mismo un poco más. Los números cantan: 950 bodegas, 73 denominaciones de origen, 21.000 visitantes, 12.000 reuniones de negocios, 650 importadores internacionales...
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El consumo de vino está bajando a nivel global, pero eso no tiene por qué suponer una caída del negocio, siempre y cuando vaya aumentando el valor medio de las botellas. Es decir: menos, pero mejor: "El vino es el nuevo qué me pongo", ha sentenciado Santi Rivas en su cata de este miércoles. "si me invitas a una fiesta en tu casa, no se me ocurriría ir con una botella de menos de 20 euros".
María Naranjo, directora de Industria Alimentaria en el ICEX, sostiene que "mejorar la marca país puede servir como tractor de toda la industria" y, para conseguirlo, ha impulsado un gran certamen —con cata a ciegas y jurado internacional— que servirá para elegir los 100 mejores vinos de España y luego promocionarlos en seis mercados clave.
"En los zapatos del consumidor de Iowa"
"Hay que ponerse en los zapatos del consumidor de Iowa, que no sabe dónde está Utiel-Requena. Es necesario lanzar un mensaje coherente y persistente en el tiempo", ha asegurado.
Para conquistar a los aficionados al vino del resto del mundo, de todas formas, hay quien aboga por apostar al máximo por la singularidad, tanto en lo que se refiere a variedades como a técnicas de fermentación y crianza. Es decir: que hay vida más allá de la sirah con crianza en barrica de roble.
"Estamos copiando historias de éxito del norte en el Mediterráneo y creo que eso es un error", sostiene Dominik A. Huber (Terroir Al Límit). "A Robert Parker le gustan los vinos con madera y les daba puntuaciones altas, así que los demás, para vender mejor, optaron por imitar ese estilo".
Los monos borrachos
El uso de materiales alternativos ha sido uno de los ejes temáticos de la feria: barro, cerámica, vidrio, hormigón... La reconocida enóloga Sara Pérez (Mas Martinet), por ejemplo, ha explicado en una cata cómo, al querer preservar la expresividad de su vino, fue alejándose de las barricas de roble.
"Ocupan mucho espacio y no se pueden apilar, pero cuando descubres cómo el vino va creciendo y cómo se va poniendo tan puro y tan honesto dentro de una damajuana de cristal, mueves mares y montañas para que te quepan y poder criarlos ahí", ha detallado.
Como anticipo del libro que elBulliFoundation editará dentro de pocos días, el sumiller Ferran Centelles ha ofrecido una charla centrada en la historia del vino repleta de datos tan curiosos como que el primer fósil de vid tiene 65 millones de año y se ha encontrado en India.
La edad del acero inoxidable
También ha explicado que los humanos, los gorilas y los chimpancés podemos beber alcohol sin intoxicarnos gracias a una mutación de la enzima ADH4. Una ventaja evolutiva que, más allá del aspecto lúdico ("monos borrachos"), también sirvió para poder ingerir frutas muy maduras.
Centelles ha explicado que, aunque no hay restos que lo demuestren, todo apunta a que los primeros recipientes del vino estaban hechos de cuero. Lo que sí se sabe es que el primer maridaje con pescado tuvo que hacerse con vino tinto porque las uvas blancas no aparecieron hasta el 20000-10000 aC, o
La bodega más antigua de la que se tiene constancia está en Armenia (4000 ac) y el vino más antiguo que se conserva (en un museo alemán) es la añada del 325 dC. "Cuando alguien nos estudié a nosotros, de aquí a 2.000 años, nos definirá por la edad del acero inoxidable", ha añadido.
La importancia de salir y hablar inglés
Centelles también ha reivindicado a San Marcial como patrón de los sumilleres porque, según los textos apócrifos que no incluye el Nuevo Testamento, fue el encargado de servir el vino en la última cena. Una figura histórica tan desconocida como el médico inglés Christopher Merrett, quien detalló el proceso dela segunda fermentación del vino en 1662. Mucho antes que el famoso Dom Pérignon.
Pero a la nueva generación de enólogos, sumilleres y bodegueros españoles no le bastará con conocer la historia del producto, tener buenos viñedos e innovar con nuevas técnicas y materiales. Tendrán que lidiar con los problemas del cambio climático, estar atentos a nuevas tendencias —como la del vino en lata o el vino sin alcohol— y potenciar su labor comercial allá donde vivan sus clientes.
"Si no sales y no hablas bien inglés, cuesta que te respeten", señalaba el Master Of Wine Álvaro Ribalta. "Hay que hacer buen vino y comunicarlo. Si no vas a las ferias y hablas con quien tienes que hablar, la gente no se entera", añadía el sumiller y consultor Agustín Trapero.
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...