"Las personas poliamorosas vivimos varias vidas a la vez"

Madrid

Cristina tiene 49 años, lleva 19 casada con Javier, y toda una vida sintiendo que la monogamia no era para ella: "Igual que cuento con varios amigos, tener varios amores y afectos me parece lo más natural", reflexiona. Después de tener dos hijos, el matrimonio pasó por una crisis cuando ella comenzó una relación con una tercera persona. Javier se encontró entonces ante una disyuntiva: romper la pareja o probar un nuevo modelo relacional. En lo que fue un "acto de valentía por su parte", según Cristina, él apostó por abrir la relación y desde hace cuatro años practican la no monógama jerárquica: ellos son su vínculo principal; comparten una casa, una hipoteca, están casados... y luego tienen relaciones secundarias.

"La no monogamia parte de dos corrientes políticas muy claras: los movimientos proto anarquistas de finales del siglo XVIII y el socialismo utópico que cuestiona el papel de la familia y lucha por los derechos sociales y el feminismo", explica el psicólogo y sexólogo Miguel Vagalume, especialista en este tipo de relaciones y traductor al español de algunos de los libros de referencia en el ámbito de la no monogamia como Ética promiscua, Opening up o Más allá de la pareja. En España, un 41% de las personas dicen estar a favor de que los miembros de una pareja pueden acordar tener relaciones sexuales con otras personas fuera de la pareja sin que haya vínculo sentimental con ellos. Los votantes de Más País son los que se muestran más tolerantes a las relaciones abiertas: un 76% dice estar a favor de que la pareja pueda tener relaciones sexuales con otros de forma consensuada; mientras que los votantes del PNV son los más contrarios: un 73% manifiesta estar completamente en contra de estas prácticas, según un sondeo del CIS en abril de 2023.

Pese a la alta carga ideológica que subyace en este tipo de relaciones, analiza Vagalume, no todas las personas que practican la no monogamia se acercan a este modelo relacional con una motivación política. Hay quien lo hace "por entretenimiento o simplemente porque quiere contar con una red de apoyo y cuidados más allá de su pareja", opina. Es el caso de Óscar, Susana, Moisés y Natalia, quienes forman lo que en el lenguaje del poliamor se denomina una polícula: un conjunto de relaciones en las que sus miembros (que pueden ser tres, cuatro, cinco o más personas) están íntimamente conectados en una red afectiva. Alguno de ellos mantienen relaciones sexoafectivas, y otros simplemente comparten amor y cuidado. "Yo prefiero generar un vínculo cercano con las parejas de mis parejas para que nos podamos ayudar entre todas, especialmente cuando te entra el miedo a que llegue una nueva persona a desplazarte en la relación. Tranquiliza mucho encontrar cuidado y comprensión de la otra parte", analiza Susana. "En este tipo de relaciones importa mucho el crecimiento personal, hablar de todo, examinarte a ti mismo, identificar tus límites y necesidades... cosas en las que en monogamia no se profundiza tanto", cree Moisés. "En este tipo de relaciones se multiplican todas las cosas buenas, pero también las malas, como la gestión del tiempo o las rupturas. Es lo más parecido a vivir varias vidas a la vez".