El vino de 9 euros que emocionará a Ancelotti y la mejor bodega en relación calidad/precio del mundo
Santi Rivas nos demuestra que hay vida más allá del rosado con un monográfico dedicado al vino navarro
El vampiro del vino | Navarra y la garnacha
Madrid
Santi Rivas tiene tantos apodos como C. Tangana: el líder del Colectivo Decantado, el Rólex de la degustación, el Stradivarius de la cata... o El Vampiro del Vino, que es también el nombre de su sección en Gastro SER. En su última entrega, dedicada a los vinos de Navarra, volvió a demostrar que es un auténtico experto en la materia y aseguró que, más allá de sus célebres rosados y de bodegas ya consolidadas, como Chivite, Príncipe de Viana o Arínzano, en la Comunidad Foral "cada vez se hacen mejores vinos".
Al preguntarle qué ha sido lo más excitante que ha pasado en Navarra en los últimos años, de todas formas, no dudó ni un instante: "¡Viña Zorzal! Un proyecto muy interesante porque antes era una bodega normal, sin muchas pretenciones, que producía un millón de botellas al año, la nueva generación se dio cuenta de que no era un modelo del todo rentable y ahora produce menos (200.000 botellas), pero con más mimo".
El experto en vinos de la Cadena SER también ha puesto en valor "la imagen cuidada" de sus etiquetas —con un pájaro distinto asociado a cada referencia de la bodega—, así como la apuesta por productos más ambiciosos, de 50-60 euros por botella. Pero, en su opinión, Viña Zorzal destaca, sobre todo, por su excepcional relación calidad/precio, con grandes vinos de menos de 10 euros, como el de garnacha blanca.
Garnacha y garnacha blanca
Santi Rivas sostiene que, "sin desmerecer las chardonnays de Chivite o Arínzano, que ya gozan de gran prestigio internacional, Navarra se está construyendo muy bien a partir de variedades identitarias como la garnacha o la garnacha blanca".
Como ejemplo, de hecho, ha descorchado una botella de Volandera 2022, de la bodega La Calandria (Cintruénigo): "Es lo que yo llamo una garnacha desnuda porque no tiene crianza en madera. Ha pasado directamente del acero inoxidable a la botella y nos demuestra qué se puede hacer con poca intervención. La garnacha mantiene su identidad, pero es fluida, tiene un punto fresco y da ganas de beber".
"Tú te esperabas un vino con estructura, cierta carga tánica y nivel de alcohol, pero esta gente se ha buscado la vida para que la acidez lo haga más fluido", explica Santi Rivas. "La estructura sigue estando, pero han conseguido el equilibrio del que siempre habla Ancelotti. Para mí es un vino de fresqueo, fácil de beber, pero sin que haya perdido su complejidad... ¡y por 9 euros!".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía...