La huella del COVID, ¿qué queda cuatro años después?
Teletrabajo, tablets en los colegios, viajes, salud mental... hay ámbitos que han cambiado por completo tras la pandemia
Reportaje EP116 | Las secuelas del COVID
Madrid
Han pasado cuatro años de la pandemia y su sombra sigue siendo larga pero al mismo tiempo es tan delgada que muchos ya no la ven cuando miran para atrás. Otros, como Gema, la tienen aún muy presente: "El COVID arrasó mi familia, mi padre falleció y mi madre y mi marido quedaron afectados, estuvieron ingresados y apunto de morir también. La que menos grave estuvo fui yo pero me ha quedado el COVID persistente y desde entonces no soy la misma persona. Tengo muchísimo cansancio, muchas dolencias. Me duele mucho la cabeza, pitidos de oído, me duelen mucho las articulaciones, tengo taquicardias... El día a día es muy complicado, asumir que eres una persona joven y que no puedes, porque en cuanto te pasas un poco te para la vida".
Gema tiene 50 años y al principio no entendía lo que le pasaba: "Para mí fue muy importante tener e diagnóstico de COVID persistente porque llevaba un año muy malo, cada día me dolía una cosa, pero todos los análisis y resultados médicos eran buenos. Llegó un momento que pensé que me estaba volviendo loca", rememora. Sabe que no hay ninguna solución para lo que le pasa e intuye que será para siempre, pero por fin sus síntomas tenían un sentido. Ahora dosifica sus fuerzas y creo que lo que más ha cambiado en su día a día es el trabajo: "Estuve dos años de baja, me incorporé y gracias al teletrabajo puedo seguir trabajando. Si no hubiera teletrabajo no podría trabajar", sentencia.
La huella del COVID, ¿qué queda cuatro años después?
El teletrabajo ha venido para quedarse
La implantación del teletrabajo fue una de las grandes revoluciones que trajo la pandemia. Antes, el número de teletrabajadores era de 1,64 millones en nuestro país. Esa cifra creció más del doble durante el confinamiento, llegando a los 3,55 millones. Actualmente hay 3,06 millones de personas teletrabajando al menos ocasionalmente, según un estudio reciente The Adecco Group Institute.
Patricia Ruiz, secretaria confederal de UGT, asegura que el teletrabajo ha venido para quedarse: "Este último año hemos visto que la negociación colectiva ha hecho un magnífico trabajo en este sentido. Hay 181 nuevos convenios con cláusulas de teletrabajo y esto supone un 20% respecto a 2022. Respecto a la pandemia el incremento es espectacular: esos convenios han aumentado en un 364%".
La irrupción de las tablets
Los colegios fueron los primeros en cerrar sus puertas y también allí se teletrabajó mucho. Las tablets irrumpieron en muchos centros donde antes no había y en otros se amplió su uso. Gema Martín es directora de Primaria en un colegio concertado de Madrid donde ya trabajaban con tablets desde 5º de Primaria y cuando llegó el confinamiento fue sencillo poner todo el engranaje en marcha: "No sabíamos muy bien qué iba a pasar, si nos iban a volver a confinar, si de repente un día iban a decir cerramos todo otra vez... Así que comenzamos a trabajar con los iPads también en 4º de Primaria pero es una cosa que hemos visto que no era positivo para nuestro alumnado", reconoce. De nuevo un aprendizaje. A partir del curso que viene, a esas edades no tendrán cada uno la suya si no que se llevarán al aula en momentos puntuales para su uso.
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En ese centro, todavía hoy ven las secuelas de la pandemia en algunos alumnos: "En niños que tenían 2 ó 3 años en ese momento, notamos ahora un aumento tremendo de las dificultades en el lenguaje y también vemos mayores dificultades en la lectoescritura porque al final va unido. Además, aquellos niños que tienen algún tipo de diagnóstico como TDH, aquello se agravó porque no les pudimos atender como verdaderamente se merecían y necesitan porque es que no nos podíamos ni acercar", recuerda.
Mayores secuelas para jóvenes, sanitarios y personas mayores
Los jóvenes, sobre todo los adolescentes, lo pasaron muy mal en la pandemia. Lorenzo Armenteros es médico de familia en un centro de salud de Lugo y ha percibido un cambio en las salas de espera: "Ya no se ve la imagen típica de los abuelos que llegaban allí porque no tenían otra cosa que hacer e iban al médico. Ahora hay gente de cualquier edad, desde adolescentes que tienen un gran sentimiento de hipocondría y al menor síntoma acuden al médico hasta más mayores. Y la demanda es una demanda inmediata, que tiene que ser ya, y una capacidad resolutiva muy intensa y eso en medicina se consigue en muy pocos casos", explica y pone como ejemplo la sintomatología de un catarro. Cree que, "aunque lo queramos olvidar, del COVID nos ha quedado una impronta muy profunda de lo que significaba morirse mucha gente, y ha hecho que tengamos un concepto de la salud anómalo".
En la unidad de psiquiatría del hospital de la Paz, en Madrid, también han notado un incremento de la demanda en la población en general pero en los adolescentes, en particular: "Hemos multiplicado prácticamente por diez el número de consultas. Nosotros atendíamos, unas 40-50 urgencias de menores de 18 años al año y en 2022 atendimos 529, y en 2023 477. Pero además no son urgencias, digamos, por problemas menores, son urgencias importantes, sobre todo mucho por conductas, suicidas, de autolesiones, de ansiedad, de problemas de alimentación... son muy importantes. Quizá estamos entrando en una meseta, pero nos hemos quedado en el nivel alto, no hemos vuelto a la situación previa a la pandemia". La jefa de psiquiatría de La Paz, Mari Fe Bravo, apunta que detrás de esos datos también está el hecho de que ahora "hay una percepción menos estigmatizada de la salud mental" porque todos hemos tomado conciencia "de que los problemas de la salud mental impactan en las personas y son relevantes".
La doctora Bravo saca otro aprendizaje de la pandemia: "Se estimuló mucho la investigación para ver, primero, por qué estaban pasando las cosas y segundo, qué podíamos hacer para mejorarlo. Nosotros hicimos trabajamos en varios proyectos de investigación, en primer lugar con profesionales sanitarios y vimos, por ejemplo, que un cuarto de los profesionales sanitarios habían tenido una repercusión importante en su salud mental en aquel momento. Ahora, en el seguimiento de ese estudio, vemos que hay una pequeña parte que se mantiene con alguna problemática, pero en general, ha ido remitiendo. Se estimuló de alguna manera la capacidad de resiliencia de los profesionales sanitarios frente a esas situaciones".
Además de los jóvenes y los sanitarios, hay otra parte de la población a los que la pandemia también les cambió la vida: los mayores. María tiene 76 años y cuenta el freno que ha supuesto en su día a día: "Al cine no hemos vuelto y tampoco salimos por la noche, que antes sí íbamos a bares por Madrid, pero ya tampoco, estamos más por nuestra zona". Ella siempre lleva una mascarilla en el bolso y no duda en ponérsela cuando el autobús está muy lleno o cuando va al hospital.
Más ganas de experiencias: récord en turismo y bares llenos
María y su marido apenas salen, pero los bares están más llenos que nunca y España vuelve a registrar cifras récord de turismo. Los expertos hablan de un cambio de paradigma del consumo: hemos dejado de querer tener (coches, por ejemplo) y queremos vivir, tener experiencias como viajes: "No perdemos la oportunidad que se nos da en cada puente, en cada feria, en cada vacación... Ahí está el deseo de aprovechar cada vez que se nos presente una ocasión de quedar, de disfrutar, de coger vacaciones, de tomar una cervecita... En 2023 se han superado las cifras que conocíamos, se ha batido el récord de empleo en hostelería, y eso habla claramente de que todo el mundo ha respondido a ese 'hoy salgo, mañana, no lo sé'", señala el presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel.
La fiebre por tener casas exteriores y con terraza, en cambio, ya ha quedado atrás. Lo perciben claramente desde Idealista: "Con el tiempo estas tendencias han ido volviendo al origen. Es verdad que se produjeron muchas compra/ventas en municipios pero ese éxodo que parecía que se iba a producir no llegó a ocurrir del todo y ahora mismo las búsquedas se vuelven a centran de nuevo en el centro de las grandes capitales".
Parece que el temor a un nuevo confinamiento se ha quedado atrás pero hay quien, como Gema, no olvida: "Cuando enfermamos toda la familia pasé mucho miedo porque hubo un día que se morían mi madre, mi padre y mi marido. Por fortuna solo falleció mi padre pero esos vaivenes te dejan tocado para toda la vida. Espero que no haya otra pandemia pero el miedo se ha quedado".
Elisa Muñoz
Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero...