La pregunta que hace imbatible al Portamérica: ¿festival de música con chefs... o francachela con actuaciones?

Al hablar con alguien que ha estado de vacaciones por Galicia, el tema «comida» no suele tardar en aparecer: ollas y bandejas XXL, vinos de Ribeiro, quesos de Arzúa, chuletones de vaca rubia, empanadas, ostras, chorizos, licor café... El cocinero Pepe Solla, comisario gastronómico del Festival Portamérica, aplica esa misma lógica cuando se pone a pensar en la oferta comestible del Showrocking porque, pudiendo convencer con la mitad, prefiere dar el doble. El festival, que en su duodécima edición ha agotado sus entradas, se pone en marcha este jueves con las actuaciones de Vetusta Morla, Babasónicos, Xoel López, Standstill o Carlos Sadness, entre otros. Mañana tocarán Aitana, Luz Casal o León Benavente; y el sábado, Juanes, Arde Bogotá, Rodrigo Cuevas o El Columpio Asesino. Una ecléctica combinación de pop-rock español, artistas latinos, indie y promesas de la música gallega que ha logrado un cierto equilibrio entre los gustos de la mayoría y la prescripción de propuestas no tan conocidas. Pero lo que hace diferente a este festival es, sin duda, su oferta gastronómica, que es obra de uno de los grandes referentes de la cocina gallega: Pepe Solla. Por el Portamérica 2024 van a desfilar tantas estrellas Michelin como en una temporada entera de MasterChef o como en una jornada de Madrid Fusión. Begoña Rodrigo, Maca de Castro, Artur Martínez, Diego Guerrero, Javi Estévez, Luis Lera, Marcos Morán, Dani Carnero, Javi Olleros... En total, ¡más de 30! Varios de ellos, además, llegados del otro lado del charco, como guiño al Portamérica Latitudes, que se celebra en la capital del estado de Jalisco. ¿Cómo se consigue algo así? ¿Qué tiene de especial el Portamérica para que tantos cocineros dejen sus negocios, en pleno verano, para irse a preparar tapas a 5 euros en un pueblo de Galicia? «El Portamérica es un regalo para un cocinero, para un amante de la música o para los que adoramos Galicia», explica el chef Artur Martínez, del restaurante Aürt de Barcelona. «Habrá quien crea que nos ponemos a trabajar en nuestro tiempo libre, pero en realidad es como unas vacaciones o como ir al psicólogo». «Pepe Solla es un referente desde que tengo uso de razón, así que no tuve ninguna duda», señala la pastelera Fátima Gismero, que ha viajado desde Pioz (Guadalajara). «Otros años, al ver que veían otros compañeros, ¡me moría de envidia! Shinova, Arde Bogotá... Para mí es un sueño estar aquí haciendo las dos cosas que más me gustan: ver conciertos y preparar pasteles». La cocinera salmantina Rocío Parra, del restaurante En la Parra, asegura que Pepe Solla «transmite un buen rollo de la leche» y pone en valor que tantos profesionales recorran cientos de kilómetros en plena temporada de vacaciones de verano. Pero el hecho de que la zona del Showrocking cuente con un escenario para conciertos sorpresa (en los que el mismo Pepe Solla suele participar como guitarrista) o que, a veces, acaben la fiesta todos juntos en casa de Iván Ferreiro, también ayuda. Pero en el Portamérica no solo disfrutan los chefs, está claro. Edorta Lamo, del restaurante alavés Arrea!, va a preparar una gilda de jabalí ahumada con queso idiazabal. Artur Martínez ofrecerá un pepito de pulled pork y un hummus blanco de judía del ganxet con sardina. Rocío Parra actuará como embajadora del ibérico con un brioche de carrillera guisada y taco lagarto ibérico adobado con yogur y pico de gallo. Y Fátima Gismero tendrá dos postres: una cookizza (mitad cookie, mitad pizza) de cremoso de limón, vainilla y germinados de melisa, y también un brownie de avellana y chocolate. La carta es pantagruélica: ensaladilla de alcachofas, perrito de bogavante azul, albóndigas de cola de toro, bonito con fondo de salazones, bocata de pastrami, brioche de cuello de cordero, pastela de lacón asado, bocadillo de crujiente de quesos y croquetas de compango.... A la oferta gastronómica del resto de festivales españoles, de hecho, hasta hace poco ni siquiera se le llamaba «oferta gastronómica» porque, en general, se limitaba a unos cuantos puestos de bocadillos de pan (gomoso) con unas cuantas rodajas de chorizo, algo queso y, por lo general, poco cariño. De un tiempo a esta parte, sin embargo, lo de comer entre concierto y concierto ha mejorado bastante y eso, en parte, ha sido gracias al efecto Portamérica. Pero en el festival de Caldas de Reis, no está de más recordarlo, se puede entrar con comida y se puede ir con niños. El lema del festival, de hecho, es: música, gastronomía, comunidad. Del tercer concepto de esta exitosa receta no se suele hablar tanto, pero lo impregna todo y, seguramente, actúa como ingrediente secreto.

La pregunta que hace imbatible al Portamérica: ¿festival de música con chefs... o francachela con actuaciones?

Con cabezas de cartel como Aitana, Juanes o Vetusta Morla, el éxito de la cita gallega se debe también a su desmesurada oferta gastronómica, diseñada por el chef Pepe Solla

Carlos G. Cano

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