Toldos Verdes llama a la puerta de la 'movidita' madrileña: rock romántico, coñas en TikTok y una versión de Rosalía

El cuarteto madrileño Toldos Verdes, al principio, no se llamaba Toldos Verdes, sino Calma Chicha. Sus integrantes viven en el bario de Delicias, pero se conocieron siendo «vecinos de tienda» en un festival leonés (Observatorio) al que, poco después, cumpliendo la profecía de su tema Radio 3, han vuelto como parte del cartel. El cambio de nombre, además, les llevó también a cambio de estilo y casi de identidad, pasando de lo melódico a un punk mucho más agresivo. «Nos gustaba mucho Carolina Durante o La Paloma», explican en la entrevista concedida a Fuego y Chinchetas. Dos grupos que, como Biznaga, Camellos, Cariño, Karanvana, Ginebras, Aiko el grupo o ellos mismos, forman parte de una especie de una auténtica movidita de bandas guitarreras. «Al final nos conocemos todos porque acabamos yendo a los mismos sitios. Pero también son referentes y nos estimula». Toldos Verdes acaba de publicar su primer disco (homónimo), una colección de canciones en las que hablan de amor y desamor (Verano, Amor vampiro o Que te besé) y de diversión juvenil (Formigal). Pero los dos temas que más escuchas acumulan, curiosamente, no forman parte del álbum. Una es la pegadiza Si por mi fuera (número 8 de 2023 en la lista de Fuego y Chinchetas), interpretada junto a la banda agosto. La otra, estrenada hace pocos días, es una colabo con San Tosielo, se llama Es una pena y va camino de convertirse en su gran hit. «A mí me gusta mucho hablar de amor, la verdad», señala Álvaro Vidal, el vocalista de la banda. «Somos quinquis en la instrumentación y románticos en los temas», añaden los demás. «Pero al final somos chavales de Madrid y nos gusta hablar de las cosas que nos pasan». La irrupción de Toldos Verdes, de todas formas, ha quedado un tanto eclipsada por el éxito de Alcalá Norte y La vida cañón. ¿Reto o putada? «No nos preocupa porque siempre va a haber algún que saque algo mejor que tú o que mole más», explican. «Pero nos gustan mucho. ¡Han sacado el disco del año! Y La vida cañón se nos ha pegado entera». Ellos, aunque no llegan al nivel (casi enfermizo) de Alcalá Norte de X, también están currándose mucho la promoción en TikTok. «Hemos hecho akrosport, nos hemos grabado a cámara rápida, ponemos fotos con la cara triste... ¡Hay que estar! Pero la mayor herramienta de promoción son los conciertos». Versionar a un artista urban también se ha convertido en algo muy habitual entre las bandas de su generación: C. Tangana (Cariño), La Zowi (El Último Vecino), Bad Bunny (Karavana), Bad Gyal (Amaia), J Balvin (Ginebras)... Ellos no han querido ser menos y, además de ensayar alguna de Sen Senra (Tienes reservado el cielo), ya han convertido el Candy de Rosalía en CHUCHE. «En la música urbana hay letras muy chulas que pueden inspirar al resto de géneros. ¡Las letras de Rosalía están muy bien!», dice Álvaro Artaza (batería). «También hay que abrir tu mente para enriquecerte», añade Luis Ghenu Yanayaco (guitarra). Pero el que lo expresa con más claridad es el bajista Laro Gómez: «Yo con 16 años era un pollavieja y mis grupos favoritos eran Radiohead y Pink Floyd. Llegué a pensar que había nacido en la época equivocada. Pero luego espabilas y descubres lo que te estás perdiendo porque hay gente haciendo cosas muy chulas en otros géneros». Con la vista puesta en un segundo disco para 2025, Toldos Verdes sigue curtiéndose en directo sin dejar los trabajos que (de momento) les dan de comer. Uno es microbiólogo, otro cobra el paro después de haber pasado por Correos, otro se encarga de la panadería en un Lidl y otro es profesor de Filosofía en un instituto. Pero están llamando a la puerta del éxito y no se cansan: «Nos mola mucho tocar fuera de Madrid y ver cómo reacciona la gente que no nos conoce».

Toldos Verdes llama a la puerta de la 'movidita' madrileña: rock romántico, coñas en TikTok y una versión de Rosalía

Los autores de 'Si por mi fuera' comparten escena con Carolina Durante, Alcalá Norte, Aiko el grupo, Karavana o La Paloma

Carlos G. Cano

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