¿Por qué imitamos voces y acentos?
Esta semana Raquel Mascaraque, periodista especializada en psicología, nos enseña en 'Si amanece' cómo el cerebro humano está diseñado para imitar comportamientos por un tema básico de supervivencia
¿Por qué imitamos voces y acentos?
Quizá somos de esas personas que cuando estamos con amigos de otro país, imitamos su tono de voz o acento. Esto también puede pasarnos cuando alguien empieza a susurrar y sin saber muy bien porqué nosotros hacemos lo mismo, o por el contrario, cuando alguien empieza a hablar más alto, también subimos nuestro tono de voz.
Y es que el cerebro humano está diseñado para imitar comportamientos, por pura supervivencia. Pero no es algo que solo hagamos los humanos, es más, esta habilidad se descubrió investigando a los monos macacos. En 1996, el equipo del investigador Giacomo Rizzolatti estaba estudiando el cerebro de estos primates y sin pretenderlo descubrió un grupo de neuronas muy curiosas.
Uno de los investigadores se empezó a comer un plátano y el mono, sin tener nada en las manos empezó a imitarlo. Y fué ahí cuando descubrieron las neuronas espejo, que los humanos también tienen. Estas neuronas se activan tanto cuando realizamos una acción como cuando observamos a alguien hacer algo específico y se han vinculado mucho a la empatía y la capacidad que tenemos de aprender de otros. Así que cuando estamos imitando el tono o el acento de otra persona, es una manera de adaptarnos al entorno.
Y es que un estudio de la Universidad de California, dirigido por el Dr. Marco Lacoboni descubrió que esta imitación también sirve para mejorar la manera que tenemos de interactuar con el resto. Las personas que son bilingües o que viajan mucho tienden a imitar los acentos de manera más marcada. Es una especie de ''adaptación lingüística'', lo que les permite integrarse mejor al entorno.
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Esto consiste en imitar los movimientos o gestos de la persona con la que estás hablando, sin que sea muy obvio, por ejemplo, esta persona cruza los brazos y tú, dos segundos más tarde, los cruzas también. La persona siente, inconscientemente, que estáis más en sintonía y que tiene más afinidad contigo, porque al final, a la gente le gusta la gente que sea similar a ella. Pero, en este caso no sería buena idea imitar su acento, porque parece que te estás burlando, pero sí su tono de voz, si esta persona tiene un tono de voz suave, quizás prefiera que no hables con un tono autoritario.
También te puede ayudar usar un lenguaje similar, si la conversación es coloquial, no vayas demasiado de cultureta, es cuestión de guiar la conversación teniendo muy en cuenta a la otra parte. O incluso repetir frases que haya dicho la otra parte para que se sienta escuchada.
Al final, imitar de forma inconsciente el tono de voz de alguien es un mecanismo de supervivencia que tenemos para ser aceptados en sociedad. Es como los camaleones, ellos cambian de color para adaptarse a su entorno, y los humanos, cambiamos nuestra manera de hablar para adaptarnos socialmente, pero lo curioso de esto es que lo hacemos sin darnos cuenta. Un estudio realizado por la psicóloga Tanya Chartrand y el Dr. John Bargh, mostró que este efecto no solo nos ayuda a adaptarnos, sino que también genera más simpatía entre las personas. Cuando imitamos, las personas tienden a vernos como más agradables y confiables.