Un catedrático de Economía señala los dos aspectos imprescindibles para implementar bien la semana laboral de cuatro días
Las empresas no tienen por qué experimentar una pérdida de productividad ni una disminución en sus beneficios

Un catedrático de Economía señala los dos aspectos imprescindibles para implementar bien la semana laboral de cuatro días
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Madrid
Son muchas las empresas que reaccionan con miedo ante la idea de implementar la semana laboral de cuatro días. Las corporaciones consideran que esta nueva forma de operar podría suponer una caída considerable en la productividad, mayores costes y, por tanto, un menor beneficio. Sin embargo, esto no es realmente así, y el catedrático en Economía por la Universidad de Londres, Pedro Gomes, ha explicado en Código de Barras cómo aprovechar al máximo la reducción de la jornada laboral, tanto en días trabajados como en horas.
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"Las empresas a las que les va muy bien la jornada de cuatro días son las que hacen las dos cosas", indicaba Gomes, quien ha incidido en que la clave para que el flujo de la productividad continúe siendo el mismo, pese a disminuir las horas y días trabajados, es la reorganización, que además propicia que esta opción sea económicamente viable.
El experto ha explicado que, a la hora de implementar esta reducción, "es importante pensar que cada sector ha de organizarse de una forma distinta", algo que ya ocurre con la jornada de cinco días, en la que las empresas se organizan de una u otra forma dependiendo de la industria a la que se dediquen. En este sentido, por ejemplo, los restaurantes permanecen abiertos durante los fines de semana o los hospitales cuentan con personal que trabaja en turno de noche.
Nada cambia con la reducción de jornada si existe una buena reorganización
"Esa flexibilidad también tendrá que existir en una semana de cuatro días". Gomes incide en que, en el entorno de la economía global, la semana tiene cinco días. Por lo tanto, las empresas que implementan la jornada laboral de cuatro días no tienen por qué cerrar el viernes, sino que reorganizan a su plantilla de forma que la mitad no trabaje los viernes y la otra mitad no lo haga los lunes.
Gomes ha enfatizado que un modelo a seguir es, por ejemplo, el de las farmacias, que están coordinadas para que cada semana haya una abierta durante la noche en cada zona. Esta es "una coordinación que garantiza a los clientes esa posibilidad que aporta un gran valor, y que a su vez permite que los trabajadores no tengan que hacer el turno de noche cada semana".
"Este elemento de coordinación puede ser a nivel sectorial, con sindicatos y asociaciones empresariales", explicaba el experto en Economía, quien considera esta una de las maneras más eficientes de aplicar esta reducción total de la jornada para las empresas.

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