Las novelas de aventuras

Madrid

Hablar de novelas de aventuras en el siglo XIX es hablar de tres nombres propios. Julio Verne (1828-1905), Emilio Salgari (1862-1911) y Alejandro Dumas (0802-1870). Cada uno en su estilo, proporcionaron un nuevo género literario que fue recibido con gran regocijo por el público de la segunda mitad del siglo XIX. Es cierto que hay muchos más autores. No quiero olvidarme de Robert Louis Stevenson y La isla del Tesoro o del olvidado Auguste Maquet, co-autor junto a Dumas de obras tan reseñables como El Conde de Montecristo o Los tres mosqueteros. Al parecer, gran parte, si no toda, la originalidad de estas obras se debía al pobre Maquet que obligado por su contrato de plumilla no podía firmar las obras que entregaba a su maestro. Existe una anécdota que señala que en cierta ocasión, Alejandro Dumas padre preguntó a su hijo, de igual nombre: "¿Has leído mi última novela?". A lo que el hijo respondió, "Yo sí, ¿tú las has leído?".

Piratas y ciencia ficción

Emilio Salgari contó con la singularidad de dedicar toda su obra al mundo americano e índico en cuyos mares y océanos campaban a sus anchas piratas y bravos marinos. Quizá la figura más representativa de su obra sea Sandokan, protagonista de una saga de novelas que si no eran ya suficientemente famosas con los libros, en la década de los 70 se hicieron aún más con la serie de televisión del mismo título en la que un jovencísimo Kabir Bedi encarnaba a este príncipe destronado de la isla de Borneo.

Sin embargo, hubo un autor que eclipsó a todos los contemporáneos. Fue Julio Verne, capaz de ofrecer aventuras increíbles al mismo tiempo que adelantarse a acontecimientos futuros en el campo de la ciencia o de los viajes espaciales. Todo un escritor lleno de misterio que predijo los viajes a la Luna, la invención del submarino, el ascensor y otros ingenios hasta entonces inimaginables.