A quién votan los griegos
Conoce a los candidatos mejor situados para el 25E
Madrid
Dos candidatos se disputan la victoria en las elecciones de este domingo, según todas las encuestas: Alexis Tsipras, de Syriza, y el primer ministro Andonis Samarás, de Nueva Democracia. Otras formaciones, como Amanecer Dorado, de ideología neonazi, van a tratar de aumentar su representación en un parlamento que, desde 2012, es el más fragmentado en la historia de Grecia.
Antonis Samarás: el candidato "preferido" en Bruselas
Este economista de 63 años dirige Grecia desde mayo del 2012. Accedió al poder con un discurso a favor de la permanencia de Atenas en el euro, y muy crítico ya hace tres años con las propuestas de Syriza: "el pueblo griego ha votado por el camino europeo y por seguir en el euro". "Han votado por el empleo, la justicia y la seguridad. No más aventuras".
Incapaz de conseguir que el parlamento apoyara a su candidato a la presidencia de la república, el pasado diciembre se vio obligado a convocar elecciones anticipadas. Hasta tres veces los diputados helenos rechazaron al excomisario europeo Stavros Dimas para el cargo.
En este último mes de campaña, Samarás ha centrado su estrategia en dibujar la Grecia apocalíptica que, según él, resultaría de una victoria de Syriza. Dirigiéndose fundamentalmente a la clase media helena, el primer ministro ha sostenido insistentemente que un gobierno liderado por Tsipras devendría en el caos económico y en una posible salida del euro – el fantasma del Grexit -. Frente a estos riesgos, él y su gobierno representarían la estabilidad y la seguridad para los griegos. Además del respaldo velado de Bruselas, Samarás ha recibido el apoyo explícito del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que ve en Syriza el Podemos griego, y en estas elecciones una oportunidad para empezar a hacer campaña a favor de las políticas de ajuste y en contra de aquellos partidos “que generan frustración porque prometen imposibles”.
Alexis Tsipras: desmontando la campaña del miedo
Este ingeniero por la Universidad de Atenas, de 40 años, y que lleva tan solo 8 en la primera línea de la política, es el candidato que según las encuestas tiene más posibilidades de ganar el domingo. Lo de conseguir la mayoría absoluta lo tiene más complicado.
Después de que esa posible victoria que le pronostican los sondeos haya hecho saltar todas las alarmas en Alemania y en Bruselas, Tsipras no ha tenido más remedio que centrar su estrategia electoral en responder a la campaña del miedo que, en sus palabras, ha puesto en marcha el primer ministro Samarás.
En prácticamente todos los actos de este último mes, el líder de Syriza ha insistido en que, bajo su gobierno, Grecia no abandonaría el euro y los depósitos de los ciudadanos estarían garantizados. Esto lo ha obligado, además, a moderar parte de su discurso, y a evitar hablar – como sí hacía antes – de salir de la OTAN.
Sí ha mantenido las promesas de reestructurar la deuda y renegociar el rescate – acabar con la austeridad -, y también nacionalizar servicios como el agua, la electricidad, el transporte, y hasta algunos bancos.
Más información
Alexis Tsipras ha conseguido movilizar a gran parte de la izquierda española en estas elecciones, con el mensaje de que lo que ocurra el domingo en Grecia tendrá consecuencias para el resto de Europa y, en concreto, para Irlanda y para España: “El 25 de enero comienza una nueva etapa, y a la victoria de Syriza le seguirá la del pueblo español con Podemos e Izquierda Unida, y el año próximo, la de Irlanda, con el Sinn Fein".
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha pedido a los griegos el voto para Syriza, Cayo Lara se ha ido de mitin con Tsipras, mientras que Izquierda Unida ha formado una plataforma de apoyo a su candidatura, y hasta le han surgido apoyos inesperados – e indeseables, en opinión de Syriza - como el de Marine Le Pen.
Stavros Theodorakis: un líder atractivo para un partido bisagra
El To Potami, que así se llama el partido que las encuestas sitúan como tercera fuerza griega en estas elecciones, surgió poco antes de las Europeas de 2014 de la mano de un famoso periodista de televisión de 51 años: Stavros Theodorakis. De su popularidad personal depende en gran parte el tirón del partido novato en estas elecciones griegas. De eso, y de la indefinición de su programa, muy criticada por sus contrincantes pero que le ha permitido situarse ante la opinión pública como un partido capaz de formar un gobierno con cualquiera de las dos formaciones que, según las encuestas, se disputan la victoria: Syriza o Nueva Democracia.
Theodorakis sostiene que su programa, abiertamente europeísta, incluye medidas que van desde las políticas de izquierda hasta el liberalismo económico, y ha prometido “política para todos”, con generalizaciones del tipo “nada en nuestro programa será revolucionario pero seguro que será diferente”. Hasta ahora, no se ha pronunciado sobre a qué partido preferiría apoyar después del domingo.
Nikos Mijaloliakos: campaña desde la cárcel para Amanecer Dorado
Al igual que To Potami, Amanecer Dorado aspira a convertirse en la tercera fuerza política en Grecia, y los sondeos de este último mes no descartan esa posibilidad. Su líder, Nikos Mijaloliakos está en la cárcel, junto a la cúpula de este partido xenófobo y de ideología neonazi, por el delito, entre otros, de pertenencia y dirección de organización criminal. Así que ha tenido que hacer campaña a través de mensajes telefónicos en los mítines.
Con un programa que promete someter a referéndum las medidas de austeridad o cancelar la parte de la deuda griega que consideran ilegítima, lo cierto es que Amanecer Dorado puede disputar a la izquierda de Syriza parte del electorado descontento con el bipartidismo, la corrupción y los recortes. Eso, a pesar de su discurso abiertamente xenófobo, ultranacionalista y violento que ya no impidió que en las últimas elecciones sentaran a 18 diputados en el parlamento heleno y que en las europeas de junio se llevaran el 9,4% de los votos.
Evangelos Venizelos: un superministro venido a menos
Este profesor de Derecho Constitucional de 58 años, y actual viceprimer ministro del gobierno de coalición de Grecia, se enfrenta posiblemente a las elecciones más complicadas de su larga carrera política. Hace tan sólo tres semanas, uno de los principales líderes de su partido y exprimer ministro, Yorgos Papandréu, ha abandonado el PASOK para crear su propia organización, dividiendo – aún más – a los socialistas griegos. Así que Venizelos llega a esta citar con las urnas con las fuerzas mermadas y con unos resultados en los sondeos que lo sitúan, con suerte, luchando por ser la tercera fuerza, y los menos halagüeños, incapaz de conseguir representación política en el parlamento heleno.
Ante este panorama, el PASOK no ha tenido más remedio que hacer campaña asumiendo su papel de posible partido bisagra. Así, Venizelos ha manifestado su disposición a participar en una nueva coalición de gobierno, posiblemente liderada por Syriza, pero que siempre dependería del compromiso de la coalición de cumplir los compromisos adquiridos con la Unión Europea a cambio del rescate.
En este juego de analogías que se ha establecido entre la realidad política griega y la española, el PASOK vendría a ser el PSOE en nuestro país. Quizás por eso los socialistas de Pedro Sánchez han mantenido un perfil bajo en esta campaña en la que sí se han involucrado muchas otras formaciones. El otrora todopoderoso PASOK, alternándose durante años en el gobierno con los conservadores de Nueva Democracia, está ahora al borde de la irrelevancia política, cerca de quedarse incluso fuera del parlamento. Y ese es un espejo incómodo en el que el PSOE prefiere no mirarse.
Papandreu: un apellido que no podía faltar
La crisis económica, social y política de Grecia no puede entenderse sin la figura de Yorgos Papandreu. Él fue el primer ministro que acabó con el falseamiento de las cuentas, empezó a aplicar ajustes para enderezar la economía y terminó obligado a dimitir por una revuelta interna en su partido y las presiones de Bruselas para que no consultara en referéndum la aplicación del plan de ajustes.
Papandreu no es uno más. Forma parte de una estirpe de grandes políticos del país que arranca con su abuelo Yorgos, ex primer ministro de la monarquía, detenido durante la dictadura de los coroneles. Su padre, Andreas, fue el fundador del Movimiento Socialista Panhelénico, el PASOK. Ahora él ha decidido hacer su camino al margen del partido de su padre y ha creado el Movimiento para el Cambio.
Ahora propone un plan griego sin imposiciones para salir de la crisis que permita un cambio progresista en el país.