Una entrañable reunión de amigos en La Mallorquina
José María Izquierdo fija hoy su mirada en la reunión entre Ignacio González y dos comisarios de la Policía en una conocida cafetería de la capital
El ojo izquierdo (10/3/15)
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Madrid
Lo mismo ustedes pensaban, en su ingenuidad, que los policías acostumbraban a seguir a los presuntos sospechosos de delitos económicos por calles y callejuelas, medio emboscados en una gabardina y con la solapa subida. Luego, con los especialistas informáticos, miraban unos cuantos ordenadores, entraban en las cuentas de los susodichos con claves secretas, y una vez acumuladas las pruebas se iban hasta el juez y presentaban la correspondiente denuncia. Sobre poco más o menos era la cosa, que lo hemos visto en muchas películas.
Pues no señores, en absoluto. Y para demostrarlo, ahí tenemos a los comisarios José Villarejo y Enrique García Castaño, que lejos de tanta parafernalia, trabajan de una manera mucho más cómoda. Tenían sospechas sobre Ignacio González, entonces vicepresidente de la Comunidad de Madrid y mano derecha de Esperanza Aguirre, la mujer de los aciertos, y prefirieron, que ya hacía frío aquel 29 de noviembre de 2011, quedarse calentitos en La Mallorquina, establecimiento madrileño de postín, a tomarse un café con unas Napolitanas con crema, dulce insignia de la casa, o quizá unas ensaimadas recién hechas. Fue en aquel momento cuando el comisario Villarejo, tan campechano, le dijo a González esta hermosa y memorable frase: “Vamos, ten la certeza de que por lo que a mí respecta... somos troncos y a tomar por culo, macho”, como nos contó la SER.
Qué reunión tan entrañable…