La caza no es un 'coto privado' de los cincuentones con bigote

Madrid

La caza es de quien le gusta y no solo de los cincuentones con bigote. Así de claro lo dice Lucía Rubio, una madrileña de 25 años que ya de pequeña salía a cazar con su padre y que ahora reivindica que en el mundo de la caza, a pesar de los tópicos, imperan la igualdad y valores como el respeto a la naturaleza: "Si tú quieres algo, lo cuidas, y el campo lo es todo para nosotros".

Nieta de Pilar Aragonés, una de las pioneras de la caza en España, Lucía Rubio maneja el rifle, la escopeta y también el arco —su arma preferida— pero asegura que "las veces que sales y no matas, las disfrutas igual o más".

Al preguntarle si alguna vez ha sentido pena antes de apretar el gatillo responde que "lo bonito de la caza es todo lo demás" y que, en todo caso, probablemente "la gente que compra filetes en el supermercado siente menos pena de la que puede sentir ella". De hecho, se declara ecologista y, aunque aseegura que procura evitar las discusiones con los tuiteros veganos, sí denuncia la hipocresía de quienes, desde la comodidad urbanita, come carne y se permite el lujo de llamarla "asesina".

La caza, de todas formas, tiene mucho que ver con la gastronomía y no solo por los platos que ofertan muchos restaurantes. Rubio explica que "se ha criado comiendo la carne más sana del mundo", pero señala que actulamente "gran cantidad de la carne que se caza en España se come fuera". La joven detalla que, además de los generosos desayunos —en los que todo el mundo come migas monteras— también ha asado conejos justo después de cazarlos y suele preparar recetas que le ha enseñado su abuela, como el corzo con salsa de vino tinto y frutos rojos.

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