El PP y la refundación

José María Aznar hizo un excelente trabajo al frente del Partido Popular en los años 90 del siglo pasado. Fue el artífice, junto con un grupo de políticos que procedían de Alianza popular y del sector más a la derecha de UCD, de la refundación de un partido que estaba muy deteriorado y abrumado por su herencia franquista. Poco a poco, Aznar lo convirtió en el equivalente a un gran partido conservador europeo, con una poderosa estructura territorial capaz de alcanzar el poder primero en algunos gobiernos de comunidades autónomas y luego, en el gobierno central. Esa estructura se ha mantenido durante los años y ha sido capaz de superar, incluso, el terrible final de la segunda legislatura del propio Aznar, con su polémica incorporación al triangulo de las Azores y su espantosa operación de manipulación de los atentados del 11-M, uno de los episodios más tristes de la historia reciente de este país. El PP resistió y volvió al poder al cabo de los años. Ahora ha sido protagonista de un final de legislatura también lamentable. Es seguro que el PP está atravesando una situación muy difícil, pero es también muy improbable que acepte integrarse en una operación como la que pretende liderar ahora José María Aznar. La pretendida refundación del centro derecha tendría que saltar por encima de algo que no existía entonces y que es esencial hoy día, dos partidos muy diferenciados, con líderes y estructuras distintas y enfrentadas. Es difícil que Ciudadanos, que tanto se esforzó en construir su nueva estructura, acepte acabar encerrado en la del PP y hacerlo además bajo el liderazgo político y moral de un personaje caracterizado, sin la menor duda, como un dirigente muy conservador. El PP necesita un intenso debate interno, pero su estructura cuenta con suficientes políticos jóvenes como para que quieran arreglar sus propios problemas sin renunciar a su personalidad. Seguramente tendrán que pelear por ello.