La sombra del franquismo es alargada
Josep Ramoneda analiza el auge de la extrema derecha en el ochenta aniversario del final de la Guerra Civil española, el nombramiento de Dolors Montserrat como cabeza de lista a las europeas por el Partido Popular y el documento contra la estigmatización de la inmigración firmado por los partidos catalanes
La sombra del franquismo es alargada
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Barcelona
Primero de abril de 1939. La guerra ha terminado. Ochenta años después Franco vuelve a estar de actualidad. La sombra del franquismo es alargada y cuando por fin un gobierno afronta la exhumación de Franco de su mausoleo las resistencias se multiplican tanto en frentes políticos como institucionales. Los vientos de extrema derecha que corren por Europa se han concretado en España, a través de Vox y de una parte de la derecha, en la recuperación del imaginario del franquismo. La derecha viene de allí, Fraga la llevó de la dictadura al PP pasando por AP sin ruptura alguna, su unificador José María Aznar nunca asumió la condena del franquismo, la derecha liberal es una especie rara en este país, y cuando el régimen constitucional ha dado señales de inestabilidad y la sacrosanta unidad de la patria ha sido ultrajada, ha regresado la España eterna. Y, con ella, uno de sus deportes favoritos: la confrontación entre dos bloques: patriotas y traidores. Y no es para tomarlo a broma. Este año se cumple el Centenario de la República de Weimar: ya sabemos lo que ocurre cuando no se ven o no se quieren ver las amenazas que acechan. Hagamos de la historia un factor de utilidad cívica.
La exministra Dolors Montserrat encabezará la candidatura del PP a las elecciones europeas. Está claro que la agenda de Pablo Casado solo tiene un tema: Cataluña. Y así justifica la elección de Montserrat cómo una misión muy concreta: contrarrestar el relato de los independentistas en Europa. No parece que este tema sea hoy por hoy prioritario en la agenda europea. Y esta obsesión del PP, encerrado con único juguete, no mejorará su posición en la Unión. Europa merece más. Pero Casado está atrapado en las cuentas electorales. Y no ve más lejos. Su proyecto es monocolor.
Y en medio del barullo, milagro. El presidente Torra reúne a todos los partidos catalanes con representación parlamentaria, más las instituciones locales y asociaciones civiles, y firman un documento en que se comprometen a no favorecer discursos racistas y xenófobos que estigmaticen la inmigración. Una imagen insólita en los tiempos que corren. ¿Cuánto aguantará el compromiso? ¿Resistirá la promesa los avatares de la campaña?