Las Trece Rosas: ni torturadoras, ni violadoras, ni asesinas

Madrid

Cuatro meses después del final de la Guerra Civil, el régimen franquista ejecutó a las 13 rosas en el Cementerio de la Almudena. Carlos Fonseca es periodista y autor de "Trece rosas rojas", un completo trabajo de investigación sobre la vida de estas mujeres: "un símbolo de una juventud idealista que luchó por mantener, sin conseguirlo, un régimen republicano que había sido ganado en las urnas y contra el que se levantó el general Franco".

Carmen, Martina, Blanca, Julia, Adelina, Elena, Virtudes, Ana, Joaquina, Dionisia, Victoria y Luisa fueron condenadas a muerte, junto a 43 hombres, por un genérico delito de "adhesión a la rebelión".  Carlos Fonseca recuerda que este tipo penal "era un cajón desastre por el que se condenaba a los opositores o bien a largas penas de pisión o, en este caso, a la pena de muerte. No hay ni una sola alusión ni en la sentencia, ni en toda la instrucción de la causa a los hechos referenciados por el señor Ortega Smith", explica Fonseca.

En cambio, sí existe documentación que prueba que fueron sometidas a torturas: "Pasaron algunas de ellas por un centro de detención que había en el número 15 de la calle Jorge Juan. Allí fueron torturadas durante días".

La mayoría militó durante la guerra en las Juventudes Socialista Unificadas. Cuando fueron ejecutadas, nueve no habían cumplido los 21 años, la mayoría de edad de entonces. La más mayor era Blanca Brisac: católica y votante conservadora que se enamoró de un músico comunista. Antes de morir, escribió una carta a su hijo de 11 años, pero la familia se la ocultó durante años. Le dijeron que "si la habían matado, por algo sería", recuerda Fonseca. El periodista anima a las asociaciones memorialistas que denuncien a Ortega Smith "por falsear la historia".