Quedan doce días larguísimos

Madrid

Está ocurriendo lo que cabía esperar. La coincidencia de la sentencia del procés con la campaña electoral ha borrado del mapa todos los debates políticos ordinarios. Estamos atrancados en esencialismos: qué somos, qué no somos, qué es España, qué no es. Una sociedad muy polarizada se dirige a las urnas con la pena emocional inflamada. Nuestra vieja asignatura pendiente, la cuestión territorial, nunca aprobada del todo o, al menos, nunca aprobada por todos, vuelve a cruzarse en nuestro camino como país.

Las dos manifestaciones de Barcelona demuestran la persistencia del problema. Los que enarbolan la bandera de la Constitución como símbolo de libertad, también existen en Cataluña y salieron ayer a la calle, como hicieron el día anterior los que rechazan esa bandera, los que creen que la Constitución les oprime, y como hicieron en Colón los seguidores de ese nacionalismo ultramontano español, que siempre creyó que la Carta Magna traicionaba el alma de España y al cual el procés y la exhumación de Franco han dado alas.

¿Recuerdan ustedes cuando hace unos pocos meses aún sobrevivía el eje derecha-izquierda? ¿Cuando el centro del debate público lo ocupaban las políticas sociales? ¿y las alianzas que se esbozaban pivotaban en torno a asuntos como recuperación de derechos perdidos, reforma laboral, igualdad, impuestos…, políticas contestadas por quienes defendían recetas económicas antagónicas? Bueno, pues hoy todo eso ha pasado al olvido. Ya no se sabe qué prioridad va a determinar el futuro gobierno: si la social o la constitucional. Algunas aproximaciones pueden pasar de tácticas a estratégicas y ya no suena a ciencia ficción ni el gran pacto de Estado PP-PSOE. De hecho, a punto de iniciarse la campaña propiamente dicha, ya no se sabe nada ni se descarta nada, pues tiemblan todos los pronósticos. Al PSOE la campaña se le está haciendo eterna, el PP se le acerca y hasta Ciudadanos parece oxigenarse y Vox, por su parte, va que vuela. Y a la izquierda, mientras tanto, se le ve muy desconcertada. Quedan 12 días larguísimos.