Historia de una candidata al Goya a actriz revelación a los 84 años

Lugo

Benedicta Sánchez nos recibe en el piso de su hija Emma, en Lugo. Ella vive sola en la parroquia de San Cosme de Manán, concello de O Corgo, provincia de Lugo, pero su nominación al Goya a mejor actriz revelación, a los 84 años y sin experiencia, ha desbordado su agenda.

Nació muy cerca de allí, en San Fiz de Paradela, en el mes de octubre de 1935. Suele contar que sus padres, emigrantes en Cuba, la engendraron en el camino de vuelta a Galicia, mecidos por el vaivén de las olas. 

Si tienen un poco de tiempo, aquí escucharán algunos pasajes de su vida. Sus juguetes fueron las gallinas, los conejos y la burra. Rechazaba las muñecas, hacía coches con raíces de nabo, subía a los árboles a coger cerezas y quería aprender a nadar y montar en bicicleta.

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De su padre heredó el amor por los libros y acababa las noches con la cara enegrecida por el humo del candil leyendo a Tolstoi y a 'El Quijote'. Se casó a los 17 años, emigró a Brasil, trabajó en un bar y en la mítica librería de Río de Janeiro, la Francisco Laissue, fue fotógrafa, se separó de su marido, viajó a Europa a escuchar al filósofo indio Jiddu Krishnamurti, tuvo una hija...

Benedicta y su hija Emma volvieron a la casa familiar y durante algunos años, muy difíciles, crió cabras. Un día de 1989, hicieron las mochilas y viajaron haciendo autostop hasta Valencia. Y Benedicta volvió a reinventarse. Trabajó limpiando casas y vendió lotería por las calles.

Hace no mucho, ya anciana, su hija, que participaba en un grupo de teatro de aficionados en Castro do Ribeiras do Lea, la invitó a hacer algún "papelillo". Y con esa experiencia en el mundo de la actuación, la llevaron un día al castin que estaba haciendo el equipo de Oliver Laxe para la película 'O que arde'. De todo eso se habla aquí.