Ocio y cultura
LA HISTORIA DETRÁS DE LA CANCIÓN CON JOSÉ IBARRA

¿La vida era una tómbola? ¿Qué le tocó a Marisol en ella?

Los premios Goya han querido reconocer la trayectoria de Marisol, hoy Pepa Flores. Sus canciones ingenuas de los sesenta no contaban la verdad: tras ellas había una infancia robada

FOTOGALERÍA | En la imagen, Celia Flores, Tamara Flores y María Esteve, hijas de Marisol recogiendo el Goya honorífico que recayó en la artista malagueña / Getty Images

Cartagena

Este sábado recibió Pepa Flores un Goya honorífico a toda su carrera cinematográfica. Una artista misteriosa hoy, querida ayer, olvidada durante años y otra vez reivindicada en estos días. Este domingo, en La Historia detrás de la canción, hemos elegido una de sus canciones más conocidas e ingenuas, de la época en la que era una niña prodigio cuyo nombre artístico era Marisol y que triunfó en el mundo entero. Quién no ha tarareado aquel estribillo tontorrón de ¡La vida es una tómbola, ton, ton, tómbola! Pero, tras aquella infancia de colorines, buenos sentimientos, canciones facilonas e ingenuidad, se escondía un pequeño horror cotidiano que solo la Pepa Flores adulta quiso desvelar.

LA HISTORIA DETRÁS DE LA CANCIÓN CON JOSÉ IBARRA

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Nacida en 1948, fue descubierta pronto por un productor llamado Manuel Goyanes. A los 12 años, en 1960, se convierte en una artista precoz y empieza a despuntar en películas y canciones. Una de ellas, Tómbola, es la que ilustra la historia de hoy, con música de Augusto Algueró. Un tema infantil e intrascendental con el que Marisol se hizo enormemente famosa en los años 60. Seguía la estela de otros niños prodigio, como Joselito, y como casi todos ellos, a punto estuvo de acabar como un juguete roto.

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En los años setenta, ya madura, se convirtió en un sex-symbol de la Transición, con aquel famoso desnudo en Interviu; se pasó al mundo de los cantautores en la línea de Aute y Serrat y protagonizó películas adultas con directores de renombre, y un poco después, de la mano de su segundo marido, el bailarín Antonio Gades, se convirtió en una activista política. Pasó de ser musa del franquismo en los años sesenta a activista del Partido Comunista de España en los ochenta, apadrinamiento de Fidel Castro incluido. Sus 25 años de carrera se resumen en ese vertiginoso recorrido artístico y político. Luego, tras su divorcio, decidió retirarse a su vida privada y oculta en Málaga en 1985 cuando tenía 37 años y hasta hoy: una retirada total, sin discos, ni giras, ni televisión, ni cine ni, casi, entrevistas. Un silencio roto en muy pocas ocasiones en estos 35 años de honesta retirada: ni millonarios cheques en blanco puestos delante de ella han sido capaces de hacerle cambiar de opinión.

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Pepa Flores ha querido vivir la libertad en la vida adulta que la niña Marisol no pudo disfrutar en la niñez. Porque detrás de todo aquel éxito millonario de su infancia había pura y dura explotación. Jornadas de trabajo interminables para una niña que acabaron en una úlcera a los 15 años de edad, con abusos de todo tipo: laborales y de los otros. En 1979, y de nuevo en la revista Interviú, Pepa Flores decidió contar lo que le habían hecho a la niña Marisol en aquellos años sesenta de éxitos rotundos: era vendida y comprada continuamente en un sistema de explotación laboral extenuante, sufría humillaciones al estar alejada de su familia, y aunque vivía en el chalet de lujo de los Goyanes y comía con ellos en el salón, cuando recibía la visita de su madre la tenía que recibir en la cocina.

Su cine tuvo beneficios millonarios, pero su familia recibía solo 100.000 pesetas por película. Vivía bajo la férula de un productor que, para no perder el negocio, logró que se casara con su hijo Carlos Goyanes: un matrimonio de conveniencia que no duraría mucho. Todo ello por no hablar de una infancia con fotógrafos abusadores que le metían mano y la querían retratar desnuda; extrañas sesiones en chalets privados donde gente del régimen también la miraban desnuda en los vestuarios junto a otras niñas, un cúmulo de monstruosidades y un machaque psicológico que le pasó factura años después.

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Sabemos que Pepa Flores ha conseguido vivir una vida adulta feliz, calmada y libre: bravo por ella. Este sábado recibió en los Goya el cariño de todo un país. En la tómbola de la vida, a Marisol le tocó de todo: fama y éxitos, pero también abusos y horror. Una grisura dolorosa, porque, al contrario de lo que se dice en la canción de hoy y sobre todo para las mujeres, la vida no siempre es una tómbola de luz y de color.

LA HISTORIA DETRÁS DE LA CANCIÓN #83. EMISIÓN 26/01/2020

ARTISTA: MARISOL

CANCIÓN: TÓMBOLA

AÑO: 1962

HISTORIA: PREMIO GOYA A PEPA FLORES

 
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