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Regreso al universo Wong Kar-Wai y otras películas para empezar el año

20 años después se reestrena 'Deseando amar', el sofisticado amor imposible del director hongkonés

En plataformas recomendamos la última película de Sally Potter con Javier Bardem y la mexican 'Ya no estoy aquí'

Y además, los dos documentales favoritos de la temporada de premios: 'Time' y 'Collective'

El Cine en la SER: Regreso al universo Wong Kar-Wai y otras películas para empezar el año (30/12/2020)

El Cine en la SER: Regreso al universo Wong Kar-Wai y otras películas para empezar el año (30/12/2020)

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Madrid

Los estrenos arrancan 2021 divididos entre cines y plataformas. Pocas novedades en salas, la más llamativa es una película del año 2000, Deseando amar, de Wong Kar-Wai que vuelve a la pantalla grande. El cine francés no para su maquinaria y nos trae una comedia buenista para empezar el año: Perfumes es una historia de amistad y diferencia de clase. Y en plataformas tenemos cine de autor como Los caminos que no escogemos, una película con Javier Bardem y Elle Fanning en la que el actor español indaga en las enfermedades mentales. También hay documentales, como Collective o Time y la película mexicana que lucha por llegar a los Oscar, Ya no estoy aquí, de Fernando Frías. Y ojo a lo nuevo del creador de ‘Black Mirror’, un especial titulado ‘A la mierda 2020’, en el que repasa todo lo ocurrido en este 2020 pero con un humor corrosivo y con mucha mala leche. En Sucedió una Noche, esta semana celebramos a Robert Duvall, y es que el actor de Apocalipsis Now cumple 90 años esta semana. Además, veremos cómo el cine ha tratado una figura clave para la historia de occidente, Lutero. Y en televisión, nos fijamos en una tendencia que no para de crecer, los true crime, y vamos a comentar los últimos estrenos como El Estado contra Pablo Ibar.

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Deseando amar (Wong Kar-Wai)

‘Deseando amar’ se estrenó en el Festival de Cannes del año 2000. Desde la primera proyección gustó muchísimo, y eso que el director Wong Kar-Wai confesó que la película no estaba del todo terminada. Tuvo que montarla rápidamente para que pudiera acudir al certamen de la costa azul francesa. Allí, el protagonista masculino, Tony Leung Chiu Wai, ganó el premio a mejor actor, un galardón que también podría haber recibido la protagonista femenina, Maggie Cheung.

La película pudo verse en septiembre de ese año en el Festival de San Sebastián y en febrero de 2001 llegó a los cines españoles convirtiéndose en una de las favoritas para los espectadores españoles. ‘Deseando amar’ es una película que más que verse se siente, todo en ella, la fotografía, el ritmo, el vestuario, la música, la lluvia o incluso el humo de los cigarrillos, envuelve esta historia romántica. Dos personas que, en un primer momento, intentan descubrir por qué han sido engañados por sus respectivas parejas y que acaban enamorándose el uno del otro, aunque entienden que su amor es imposible.

La acción de la película transcurre en Hong Kong en el año 62, un periodista de un diario local se muda junto a su esposa a una nueva vivienda. Puerta con puerta vive una atractiva mujer que también acaba de trasladarse con su marido. Wong Kar-Wai no era un director desconocido, en España ya se habían visto películas anteriores suyas como Chunking Express o Happy Together. Su cine ha sido siempre muy especial, una búsqueda constante de un estilo propio que le hace rodar sus películas en largos periodos de tiempos. ‘Deseando amar’, por ejemplo, se rodó durante 15 meses y el director confesaba que hubiera necesitado un par de semanas más.

En la cinta llama la atención el sofisticado vestuario que luce la protagonista, hasta 40 trajes diferentes que trasluce el estado de ánimo de esa mujer y también el paso del tiempo. También sorprende la selección musical. Explicaba el director que había elegido las canciones de Nat King Cole porque era uno de los cantantes favoritos de su madre pero también porque los temas tienen que ver con los sentimientos de unos protagonistas que dudan si vivir o no su amor. En 2004 Wong Kar-Wai estrenó ‘2046’, una continuación de ‘Deseando amar’ con el mismo actor pero que no tuvo el mismo éxito.

Perfumes (Grégory Magne)

El sentido del olfato tiene una capacidad sobre el ser humano que nos devuelve a lugares y momentos concretos. Podemos incluso recordar un perfume hasta el punto de reconocerlo entre una multitud de gente. Pero a nosotros probablemente se nos escapen los compuestos químicos que conforman esos olores, una tarea que se le da bastante bien a la protagonista de esta cinta francesa, ‘Perfumes’.

Anne Walberg es una mujer que ha dedicado su vida a crear perfumes para marcas reconocidas como Dior, y ese estatus social anteriormente adquirido le ha dejado una forma de ser un tanto altiva a pesar de que ahora no esté en su mejor momento profesional. Es una excelente cazadora de olores pero más allá de eso, no sabe cómo vivir, hasta que se interpone en su camino un chófer con don de gentes y una vida difícil.

Ese choque de mundos opuestos que de algún modo encuentran la forma de complementarse a la perfección llega a la gran pantalla gracias a Grégory Magne. Al director francés se le ocurrió la idea de la película cuando, estando rodeado de una multitud de gente, reconoció un perfume que le era familiar y se planteó cómo sería el día a día de una persona con un sentido del olfato tan sensible.

Emmanuelle Devos es quien se adentra en la piel de esta mujer-nariz que deberá aceptar el punto en el que se encuentra su vida y poner solución a los problemas que lleva arrastrando desde años atrás. A fin de cuentas, Magne nos cuenta la historia de cómo se fragua una amistad bajo ese hilo conductor que son los aromas. Tanto Walberg como Guillaume, su chófer, tienen necesidades, y consiguen cubrirlas con la ayuda del otro. Él, necesita trabajo para poder pedir la custodia compartida de su hija y ella necesita a alguien que se convierta en su mano derecha. ‘Perfumes’ no es una película que arriesga, nos da una historia que hemos visto en otras ocasiones pero de una forma original, bien contada, con sus puntos cómicos y con un gran reparto del que también forma parte el actor español Sergi López.

La última gran estafa (George Gallo)

Comedia gamberra con Robert de Niro y Morgan Freeman. Cine dentro del cine, donde De Niro es un productor de películas serie B y necesita saldar una deuda con un jefe de la mafia local, así que decide hacer una película con escenas de alto riesgo para que el actor protagonista muera y puedan cobrar el seguro. El actor elegido es Tommy Lee Jones, una vieja gloria deprimida y alcohólica.

La increíble historia de David Copperfield (Armando Iannucci)

También hay estrenos en plataformas estos días de Navidad. Por ejemplo, La increíble historia de David Copperfield. Adaptación de Dickens que dirige Armando Iannucci, genio de la comedia británica, como In The loop, La muerte de Stalin o The Thick of it, además de Veep. Dev Patel, Tilda Swinton, Hugh Laurie o Ben Wishow son los protagonistas de este clásico del siglo XIX.

Los caminos que no escogemos (Sally Potter)

Javier Bardem ha interpretado todo. Ha sido Reinaldo Arenas, poeta homosexual condenado en Cuba. Ha sido un parado irónico en Los lunes al sol, ha sido el macho ibérico de Bigas Luna, el emprendedor de Huevos de Oro, el narco Pablo Escobar, el villano con el peor peinado de Hollywood gracias a los Coen, el malo de Bond y de Piratas del Caribe o Ramón Sampedro, un hombre digno que pedía la muerte digna.

Ahora indaga en lo que supone la enfermedad mental en Los caminos que escogemos, una película de la británica Sally Potter, en la que interpreta a un escritor enfermo, enfrentándose a los recuerdos, a la realidad y la ficción y a su hija, que trata de cuidarlo. El drama narra las turbulentas 24 horas en la vida de Leo y su hija, Molly, papel que interpreta la actriz Elle Fanning. Mientras él deambula entre vidas alternativas que podría haber vivido, Molly trata de encontrar su propio camino en un futuro incierto.

Bardem ofrece una interpretación monosilábica con pocos diálogos, donde lo juega todo a las muecas faciales. No sabemos qué le ha ocurrido: si ha sufrido un trama, si padece una enfermedad o si está exagerando, como dice su ex mujer. La directora no quiere que indaguemos en ello, sino que sintamos ese estado de nebulosa, de confusión que experimenta Bardem, papel que el actor preparó con la intensidad de cada uno de sus trabajos.

Un rompecabezas que pone a prueba la paciencia del espectador. En la Berlinale, Decía Sally Potter, directora de películas como The Party, Orlando o Vidas furtivas que se inspiró en casos reales. Salma Hayek también protagoniza una de esas historias que secundan al protagonista. Tuvo un hijo que perdió. Tanto la mexicana, como Elle Fanning estaban encantadas de poder trabajar con un actor como Bardem. “Cuando me pidieron participar y supe que estaba Bardem... madre mía, es que es Javier Bardem! Es algo que era importante para mí estar en la pantalla con él. No es que estuviera asustada, pero sí nerviosa”.

Depresiva, oscura e incómoda, la historia se cuenta en tres tiempos para enfatizar más el lío mental que tiene el protagonista y para que el espectador vaya entendiendo de dónde viene y por qué tomó las decisiones que tomó.

Ya no estoy aquí (Fernando Frías)

En los últimos años el cine de autor latinoamericano se ha centrado en lo social y lo político, retratos de una sociedad en cambio frente a la tradición y la violencia. El último ejemplo es ‘Ya no estoy aquí’, película del mexicano Fernando Frías que ha enamorado a Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón y que Pedro Almodóvar incluye entre sus mejores cintas del año. Una crónica musical, social y sentimental de un joven que tiene que huir a EEUU.

La película nace de tres inquietudes del joven realizador. Por un lado, el movimiento de la cumbia colombiana rebajada en los barrios marginales de Monterrey. “En 2005 recibí un CD con muchos mp3 y me gustó mucho la apropiación, el accidente cultural, la onda de volver algo tan tropical y alegre en algo oscuro”, explica en conversación con El Cine en la SER. Por otro lado, la guerra contra el narco en su país y la situación de los jóvenes que sustituyen el núcleo familiar por las pandillas. “Me impresionó que la sensación que yo tenía de violencia en México era mucho peor que lo que había sentido en Bagdad. En unos talleres, un chico me preguntó mi edad y me dijo que a mi edad él estaría muerto porque prefería vivir un año en la opulencia que una vida en la jodidencia. Empecé a preguntarme mucho sobre la falta de oportunidades para la juventud, que expira muy rápido, la falta de movilidad social en Latinoamérica, en México, en esa región, y cómo a cierta edad, los años más gloriosos, acaban muy rápido y las opciones son pocas. O eres padre de familia muy joven o estás enganchado a una droga muy mal, trabajas al margen de la ley… si quieres ir por el camino derecho, por las reglas del libro, no hay salida. Pues claro, entiendo esa postura, y antes de juzgar a la gente que toma ciertas decisiones en la vida, deberíamos entender por qué. Y además, yo he investigado mucho el tema de las pandillas, en Centroamérica y en el norte de México, y me interesa mucho el accidente cultural, la parte social de donde la familia y la sociedad le han quedado a deber, pues las pandillas llenan ese hueco, esa necesidad”, añade.

Y finalmente, había otra cuestión que le molestaba especialmente, la representación de la inmigración y la violencia de forma estilizada para consumo occidental que proponen algunos autores. “Tenía una incomodidad bastante fuerte por la forma en que se estaba retratando la violencia en México y de alguna parte de Latinoamérica como expresamente hechas para un festival europeo, para que guste ahí, explotar la violencia y la miseria. Me sentía incómodo con esa representación, esos proyectos crean unos discursos como de denuncia social pero sobreintelectualizados, de poco acceso masivo, glorificando la violencia y el shock como tema central. Quería buscar un ángulo mío donde pudiera entrar a esta situación de una manera diferente, con un personaje y su interior. No hacer de esa sordidez un producto de exportación”, remarca.

Con esas ideas compone una película en la que un joven se exilia a Nueva York forzado por los enfrentamientos entre bandas. Con una cresta rubia, unas largas patillas y ropa ancha, ese joven, Ulises, vive en la periferia a través de la música y el baile. Su comunidad es la pandilla y su forma de expresarse es la contracultura que en la adolescencia define su identidad. “Esa capacidad de generar identidad cultural desde la marginalidad es algo fundamental en la película porque hubo una investigación, una de las cosas que más me interesaba era cómo se habían representado varias contraculturas. Miren este especimen y lo fotografío, hay que entender a qué obedecen las cosas. Hay una estigmatización sistemática, Monterrey está diseñada para que la gente de la periferia se quede ahí, es una tierra de contrastes. Es la ciudad más rica con ese clasismo. Estas comunidades, sabiéndose marginadlas, en lugar de asumir que por ser de una condición social van a ser de una manera, pues no, se reinventan con la pandilla y la calle. Inventas tu propia identidad, esta idea de ocupar más espacio, con la ropa más amplia. Su presencia habla de esto. Es una creación propia desde tu situación”, explica.

La huida lo enfrenta al desarraigo en un relato sensorial y nostálgico narrado con fluidez en dos tiempos que se superponen, el aquí de la cumbia y la amenaza de la violencia en México y el allí de la pérdida y la tristeza de sus días en Nueva York. Una ciudad sin romantizar en la que este joven no encuentra sus vías de expresión ante las diferencias culturales y se enfrenta al lugar y el tiempo en la adolescencia. “Vives esa época creyendo que siempre va a ser así, y cuando regresas, ya has perdido ese momento, esa juventud, que es lo que te define. Al final en esa época es una virtud poder agarrarte a eso, es más un valor que un defecto, es lo que intenta celebrar esa película”.

Un retrato naturalista, con actores no profesionales, de esa época efímera, para la que Fernando Frías utiliza los colores rojo y verde, la fuerza expresiva de la estética de es pandilla de los Terkos, y una cámara que acompaña el viaje interior del protagonista. "La cámara también intenta mostrar que el lugar es una personaje, ver dónde sucede esta historia, y cómo los personajes se mueven dentro de los espacios. De dónde me permito observar y me doy el permiso de hacerlo, desde el viaje emocional del personaje, él, al ser desplazado, solo tiene la memoria. Y la memoria, más que información, son sentimientos. Ese es el vehículo que me permite observar. Y también no quería que fuera una película con la cámara en mano diciéndote qué sentir, manierista, con una música acentuando la tragedia. Cuando me dicen que parece una documental, es un gran halago”.

Hay muchas capas e historias de México dentro de ‘Ya no estoy aquí’, en lo social, en lo político, en lo sentimental… La estupenda fotografía y la banda sonora enmarcan este relato de añoranza de un Ulises cuya Ítaca es la cumbia rebajada. “La esencia de la película es esa combinación de la cumbia rebajada con la juventud, que expira rápido, y no quieres que termine, porque sabes que no hay futuro, no hay posibilidades”, concluye. Netflix se encarga de la distribución de la película, la elegida por México para competir en los Óscar y los Goya.

Documentales: 'Time' y 'Collective'

 El cine se ha convertido en los últimos años en un arma más para directores afroamericanos para denunciar el racismo y los abusos que sufren en EEUU. Lo hizo, por ejemplo, Ava Duvernay, con Enmienda XIII, una producción que repasaba cómo la esclavitud se había perpetuado con encarcelamientos masivos y ahora lo aborda de forma más poética y sentimental el documental Time. El tiempo, la ausencia y la espera es lo que retrata la directora Garret Bradley para acompañar a una mujer y sus seis hijos en su lucha por ver a su marido y padre en libertad. Una crítica al sistema judicial y carcelario en blanco y negro, con imágenes caseras y elipsis para exponer los excesos con la población negra.

Y desde Europa, una de las películas del año es la rumana Collective, contundente trabajo sobre la corrupción sanitaria. El incendio de un local, el Collectiv Club en Budapest, donde murieron decenas de personas, destapan un sinfín de irregularidades, desde fraudes en los desinfectantes, hospitales llenos de bacterias y gerentes nombrados a dedo a cargo de millonarios contratos. Un documental de investigación que firma Alexander Nanau y que sigue el trabajo periodístico que desembocaría en una crisis política y sanitaria. Time se puede ver en Amazon Prime Video y Collective en HBO, ambos trabajos son dos de los documentales favoritos para la carrera de premios.

A la mierda 2020 (Charlie Brooker)

Vamos a terminar con una especie de repaso satírico a 2020. Algo que nos merecemos. Es el especial de Charlie Broker, creador de la serie Black Mirror, para Netflix. Un especie de falso documental con mucha mala leche que recorre los hechos más destacados del año: Brexit, Coronavirus, elecciones en Estados Unidos, Black Lives Matter… con la participación de Lisa Kudrov, Samuel L Jackson y Hugh Grant.

 
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