Escapadas, contrabando de alcohol y negacionismo: algunos jóvenes aislados en un hotel de Mallorca se rebelan

Madrid

Un juzgado de Palma se pronunciará este miércoles sobre el aislamiento de los más de 200 estudiantes en el Hotel Bellver de Palma tras la denuncia de algunos padres por lo sucedido tras el macrobrote de COVID en Mallorca. La Fiscalía se ha opuesto a su confinamiento forzoso y varios jóvenes llevan días desafiando las autoridades. La delegada del Gobierno en las Islas Baleares, Aina Calvo, ha contado en Hoy por Hoy que algunos de los bares de la zona han pasado bebidas alcohólicas a los jóvenes "a través de las ventanas", que las autoridades se han encontrado con "una respuesta negacionista" por parte de estudiantes que no han querido hacerse PCR y que hay quien se ha llegado a escapar del hotel. Incluso ha recordado el caso de un chico que se había ido pero, como no se encontraba bien, ha vuelto al hotel esta madrugada: "A veces el sentido común vuelve", comparte con cierto alivio.

La Policía Local tuvo que intervenir el martes de madrugada después de recibir numerosas quejas de clientes del hotel colindante. Además de la música alta, los jóvenes estaban lanzando objetos desde los balcones y gritando a los transeúntes. Según el relato de los agentes, los estudiantes hicieron caso omiso a los requerimientos del personal. Calvo insiste en que Mallorca quiere ser un destino seguro: "No queremos que ese tesoro se tire por la ventana y algunos hoteles puntuales se han saltado a la torera ofrecer servicios de calidad, a sabiendas de que no tenían control pandémico".

La delegada del Gobierno subraya que esos "son casos puntuales", porque muchos de ellos han colaborado "desde el minuto cero" con esta situación, pero cree que lo que está sucediendo "nos coloca ante un espejo sorprendente". Aina Calvo considera que en este caso hay "una confusión clara entre libertad y libertinaje" y, aunque recuerda que los jóvenes "lo han pasado muy mal y han dado una lección de ejemplaridad en sus centros", hay que alcanzar un equilibrio "entre recuperar una cierta normalidad y pasarse un poco de la rosca" aunque sea complicado: "En este caso el punto de inflexión está en que uno no quiere reconocerse como contacto estrecho y niega a la autoridad sanitaria. Eso nos ha otorgado un escenario de difícil gestión", lamenta.