Los Rodríguez, el agitado viaje de la banda que cambió los noventa

Madrid

A mediados de los años 80 Ariel Rot y Julián Infante fueron a ver los Rolling Stones en directo y allí, embrujados por la magia de Jagger y Richards, tuvieron una epifanía. Montar un grupo nuevo, uno diferente y a la par que conectase con las raíces más puras de la música que les fascinaba.

Ariel insistió en traer él al cantante. El guitarrista convenció a Andrés Calamaro para que dejase su carrera y su vida en Argentina para empezar de cero en España. Unos años después Los Rodríguez se separaban con el estatus de banda de culto.

El viaje de Los Rodríguez fue tan fascinante como intenso. “Vivimos seis años lo que otras bandas viven en diez o nunca”, contaba Rot en un encuentro hace unos años.

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En apenas un lustro Los Rodríguez pusieron patas arriba la música española con tres discos capitales en el rock de los noventa, álbumes que parecían una recopilación de grandes éxitos y que fueron el puente entre los ochenta y los noventa para toda una generación.

Su música resultó fresca, valiente, divertida, tan válida para bailar y berrear como para tirarte en la cama con el walkman en las orejas. Su apuesta por el rock salió mejor de lo que ellos mismos hubieran podido imaginar y su música se convirtió en la banda sonora de los chicos y chicas adolescentes que crecieron en aquella época.

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El enorme éxito trajo también los problemas, las discusiones y la tensión. “Podíamos discutir dos horas por un acorde”, rememoraba Rot. La consolidación de Calamaro como un letrista de primera distanció al grupo y los llevó a la separación con un disco final titulado Hasta luego.

Esta semana dedicamos el Sofá Sonoro a recordar la carrera de Los Rodríguez de la mano de Sheila Blanco y Mon Tapias y con los reportajes y análisis de Lucía Taboada e Igor Paskual.

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La explosión de Andrés Calamaro

Tras el genial viaje de Los Rodríguez, Andrés Calamaro retomó su carrera como solita. Tras varios discos grabados y editados en Argentina, Calamaro se instaló en España y fue el gran protagonista del final de la década con tres álbumes mayúsculos: Alta Suciedad, Honestidad Brutal y El Salmón. El año pasado dedicamos un Sofá Sonoro a recorrer aquellos trabajos.