El presidente de Chechenia muere en un atentado en Grozni
El asesinato pone en jaque los planes de paz del Kremlin en la república norcaucásica
El presidente de Chechenia, el prorruso Ajmad Kadírov, que asistía a la celebración del Día de la Victoria en el estadio de Grozni, ha muerto a causa de las heridas que ha sufrido por el atentado.
El asesinato este domingo del presidente chechén ha puesto en jaque al Kremlin y su plan de pacificación para esa república norcaucásica, escenario de un cruento conflicto que se alarga ya casi diez años.
La bomba que estalló en el estadio Dinamo de Grozni no sólo acabó con la vida de Kadírov -en los últimos cuatros años el hombre fuerte de Rusia en Chechenia- y de al menos otras cinco personas, sino que también dio al traste con la estrategia de Moscú en Cáucaso Norte.
Más información
- Chechenia entierra a su presidente y se prepara para un endurecimiento del conflicto
- Se estrellan dos aviones rusos tras despegar del mismo aeropuerto con 94 personas a bordo
- Hombres armados secuestran a los alumnos de una escuela en el sur de Rusia
- El presidente de la república de Ingusetia sale ileso de un atentado
- Las claves del conflicto
Los servicios de seguridad aún tendrán que responder a la pregunta de cómo fue posible que Kadírov, uno de los hombres más protegido de Rusia, fuera destrozado por un artefacto explosivo colocado a sus pies.
Fuentes policiales chechenas citadas por la televisión rusa indicaron que la bomba pudo haber sido colocada hace meses durante la reconstrucción del estadio, donde el domingo se conmemoraba, como en el resto de Rusia, el 59 aniversario de la victoria en la II Guerra Mundial.
En el ataque murió también el presidente del Consejo de Estado de Chechenia, Huseín Isáyev, mientras que el comandante en jefe de las tropas rusas emplazadas en el Cáucaso Norte, general Baránov, perdía una pierna y está al borde de la muerte.
El pánico y la confusión se apoderaron de Chechenia en los primeros momentos tras el atentado, hasta el extremo de que las autoridades locales se negaban a confirmar la muerte de Kadírov. Tuvo que el ser el propio presidente de Rusia, Vladímir Putin, quien casi cinco horas después certificará oficialmente la muerte del "hombre de Moscú" en Chechenia.
La televisión mostró imágenes de Putin consolando a Ramzán, hijo de Kadírov y jefe de la guardia personal de su padre, un cuerpo de unos 10.000 hombres armados hasta los dientes.
"Kadírov ha muerto, pero ha partido sin ser vencido", dijo Putin, quien tendrá grandes dificultades para encontrar un sustituto capaz de conservar el difícil equilibrio entre mantener a Chechenia bajo la batuta de Moscú y contentar a los clanes chechenes.
El presidente ruso no escatimó elogios para el desaparecido Kadírov, quien, dijo, "cumplió con dignidad y valentía su deber ante el pueblo chechèn".
Kadírov, quien en la primera guerra chechena (1994-1996) luchó del lado de los separatistas, fue puesto por el Kremlin al frente de Chechenia en junio de 2000 y en octubre del año pasado fue elegido presidente de la República en unos polèmicos comicios.
Como medida de emergencia, el Kremlin designó presidente en funciones de Chechenia al primer ministro de la república, el ruso Serguèi Abrámov, de 32 años, quien hace sólo dos meses asumió la jefatura del Gobierno chechén.
Según la Constitución de Chechenia, las elecciones presidenciales extraordinarias deberán celebrarse antes del 9 de septiembre de este año, lo que deja poco margen de maniobra a Moscú para buscar el relevo de Kadírov.
BUENA NOTICIA PARA LOS SEPARATISTAS ISLÁMICOS
El asesinato del presidente chechén y el vacío de poder consecuente sin duda insuflará nuevos ánimos a la guerrilla separatista islámicas, que en los últimos meses había reducido sus acciones a atentados terroristas aislados, sin conseguir desestabilizar a la administración de Kadírov.
Además de combatir a los separatistas, el presidente chechén se había ganado el respeto de sus paisanos por sus reiteradas denuncias de violaciones de los humanos cometidas contra la población civil por las tropas rusas en Chechenia. En una de sus últimas iniciativas, Kadírov pidió que el mando de la "operación antiterrorista" en Chechenia pasara al Ministerio del Interior de la república, petición que fue denegada por Moscú.