El acosador escolar tiene muchas posibilidades de convertirse en acosador doméstico

El director del Centro Reina Sofía, José Sanmartín, declaró hoy que los niños que practican el acoso escolar o "bullying" tienen muchas posibilidades de convertirse en un futuro acosador doméstico en su vida adulta. Sanmartín hizo estas declaraciones en el transcurso de la presentación del informe "Violencia entre compañeros de la escuela", un sondeo realizado por el centro que dirige junto con la empresa demoscópica Metra Seis a 800 escolares de entre 12 y 16 años de toda España.

El estudio distingue entre violencia escolar y acoso escolar, una diferenciación necesaria en opinión de Sanmartín, quien lamentó que desde hace tiempo los conceptos en esta materia no se empleen con el rigor adecuado.

Según el análisis,en general, las víctimas de violencia escolar son chicos y las de acoso escolar son chicas: tres de cada 100 jóvenes padecen acoso escolar (seis de cada 10 son chicas) frente a uno de cada 10 escolares que sufre violencia escolar (6 de cada 10 son chicos).

Estos datos, a juicio de Sanmartín, dejan entrever que la violencia escolar "se parece mucho a la violencia doméstica" porque además "contiene un componente sexista fortísimo". Esí, de los agresores que se declaran como tales en la encuesta (8 de cada 10), 8 son chicos.

En la violencia escolar "el problema lo tiene igualmente el agresor, que posiblemente ha sido educado de forma autoritaria o negligente", explicó Sanmartín, quien añadió que el perfil del niño agresor está muy determinado: carencia de empatía, hiperactividad, impulsividad, bajo rendimiento escolar y niños a los que les divierte el riesgo.

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"Este país tiene una asignatura pendiente con la salud mental" para resolver la car%ncia de empatía que sufren estos acosadores. "La empatía es una vacuna contra la violencia", dijo.

Frente a esto, recomendó educar bien a los niños en el entorno familiar. "La familia es el pilar básico; los padres no deben hacer delegación de responsabilidades en la escuela", agregó, y denunció que "cuando hay un problema se mira enseguida a la escuela y se crea una asignatura".

Sin embargo, además de señalar al agresor y a la familia como los principales culpables, también criticó a los profesores y opinó que "hay que volver a plantearse el rol del profesor en el aula", a las autoridades competentes y a los inspectores escolares. Según se desprende del informe, estos sucesos se perpetran en el patio de la escuela o en clase.

También desmitificó el tópico de la "ley del silencio": el informe refleja que los estudiantes que presencian estos sucesos (75%) "no se callan, en contra de lo que piensa la gente": 7 de cada 10 testigos "hacen algo", el 26% por ejemplo, habla con el profesor.