¿Hay alguien ahí?
Decíamos este miércoles que lo de Standard & Poor?s se veía venir; lo esperaban hasta los dirigentes del PSOE. Tienen razón en el Gobierno cuando aseguran que ésta es la misma agencia que tenía en máxima calificación de solvencia a Lehman Brothers el día que quebró, pero eso no nos consuela mucho.
Que estas agencias de calificación, controladas por intereses especulativos, deberían estar más desprestigiadas y que su credibilidad está bajo sospecha no aumenta la confianza ni en nuestra economía ni sobretodo en nuestro Gobierno.
La crisis mantiene noqueado a Zapatero que, hasta ahora, se ha limitado a poner parches y a taponar las vías de agua de un barco arrastrado por la crisis y sin rumbo claro.
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Los ciudadanos valoran el esfuerzo del Gobierno por mantener la protección social en tiempos tan duros pero reclaman liderazgo; llevan meses esperando que alguien les diga la verdad por cruda que sea. Quieren saber si hay alguien llevando el timón.
Si hay que hacer esfuerzos y ajustes, la sociedad española ha demostrado muchas veces que sabe hacerlos pero alguien tiene que marcar el camino y Zapatero no lo está haciendo.
Tampoco como presidente de turno de la Unión Europea donde está casi inédito. Que se acepten sin más las imposiciones de la egoísta canciller alemana, dispuesta a dejar caer a todo el sur europeo con tal de que a ella no le afecte en sus expectativas electorales, ya deja muy claro el triste papel de Europa en este momento histórico en el que vuelve a haber un ataque coordinado contra el euro.
Es cierto que hay que huir del tremendismo y el catastrofismo general pero sí debemos exigir mucho más: un pulso más fuerte y decidido en el Gobierno; más valentía en empresarios y sindicatos que siguen remoloneando con el diálogo social y, por supuesto, al menos un poquito de responsabilidad en las filas del PP en donde muy pocos piensan en España y en los españoles cuando se dedican las 24 horas del día a jalear las malas noticias esperando que la crisis les lleve a la Moncloa.