Hosni Mubarak, un militar con mano de hierro
Hosni Mubarak presidió Egipto durante treinta años con la mano de hierro de un militar que deslumbró como jefe de la fuerza aérea egipcia en la Guerra del Yom Kipur contra Israel (1973). El entonces presidente Anuar el Sadat le preparó como su segundo, y su asesinato el 6 de octubre de 1981 precipitó la sucesión y el nombramiento de Mubarak como presidente. Durante los 80, ostentó un papel de mediador en los conflictos entre iraníes e iraquíes, e israelíes y palestinos, lo que le hizo convertirse en el aliado de Estados Unidos en la región.
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En el interior de Egipto, Mubarak trató de asegurar su permanencia en el poder acabando con derechos civiles y políticos y anulando todo movimiento opositor. Tras cuatro mandatos seguidos, y empujado por Estados Unidos, en 2005 permitió que concurrieran otros candidatos a las elecciones. Mubarak ganó los comicios, pero los Hermanos Musulmanes alcanzaron un significativo 20% de los escaños entre una población descontenta por la pobreza y la represión. Cuando sus relaciones con la Administración Bush se enfriaron, los atentados de Sharm el Saij fueron la oportunidad para representar un papel de moderado frente al terrorismo islamista en la región.
Mubarak emprendía su sexto mandato hace un mes, pero la revuelta de Túnez prendió en la población egipcia. Han sido dieciséis días en los que trató de aferrarse al poder desde la represión primero y la indiferencia después. Incluso intentó hacerse valer como la llave de la transición y aseguró que su salida provocaría el caos.
Sobrevivió a la guerra contra Israel, y sufrió varios atentados en su vida, pero se ha visto forzado a abandonar el poder como consecuencia de una revolución pacífica convocada a través de Internet y protagonizada por los jóvenes de su país que reivindican democracia.