El cierre reversible de Garoña
El permiso de explotación de la central nuclear más antigua de España termina este sábado, pero el gobierno le dará un plazo de un año para su reapertura
Madrid
La central nuclear de Garoña, situada en la provincia de Burgos, tendrá un nuevo plazo de un año para pedir la reapertura de su reactor, que oficialmente se cierra este sábado. Sin embrago, pasado este tiempo, si la compañía propietaria (en este caso, Nuclenor) no lo solicita, entonces, el cierre sería ya "definitivo", según una nueva norma legal que el Ministerio de Industria pretende aprobar
Este nuevo plazo de un año para Garoña se establecerá en un Real Decreto que el Ministerio de Industria quiere aprobar para regular la gestión responsable del combustible nuclear gastado y los residuos radiactivos.
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Sin embargo, este decreto, cuyo borrador ya ha sido filtrado a la prensa, todavía tiene que ser aprobado por el Consejo de Seguridad Nuclear, el organismo público de control que depende del Parlamento español.
Este nuevo decreto de Industria tiene por objetivo flexibilizar las condiciones de reapertura de una central nuclear cuando sea por motivos económicos, como es el caso de Garoña.
Mientras tanto, NUCLENOR ha emitido también un comunicado en el que anuncia que "no renuncia a la posibilidad de solicitar una renovación", pero " en caso de que las condiciones así lo permitiesen", sin entrar en más detalles.
Nuclenor, el titular de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) asegura que "afronta" la declaración de cese de explotación de la actividad previsto para este sábado 6 de julio, y asegura que en el "periodo de transición" no tomará decisiones "irreversibles" para la operación de la central, ya que espera que se encuentre un escenario que pueda "suponer una oportunidad para el futuro".
De momento, Garoña se cierra
El permiso de explotación de la central nuclear más antigua de nuestro país, Garoña, situada en Burgos, termina este Sábado a las 23:59 minutos. Sin embargo, el Ministerio de Industria dejará una "puerta abierta" para que su compañía propietaria, Nuclenor, pueda volver a pedir un nuevo permiso de explotación, como si de una instalación nueva se tratara.
De hecho, Nuclenor (participada a un 50 por ciento entre Iberdrola y Endesa) ha comunicado a sus 300 trabajadores que mantendrá toda su plantilla, porque considera que el cierre es aún "reversible".
Pero reabrir Garoña será bastante complicado y, sobre todo, caro, porque, entre otras razones, tiene que incorporar las importantes mejoras que le obliga la Unión Europea tras las pruebas de resistencia que se hicieron a los reactores después del grave accidente de la central japonesa de Fukushima.
Por otra parte, la actual Ley de Energía Nuclear establece una serie de requisitos y pruebas antes de que el gobierno pueda conceder un nuevo permiso de explotación a una planta nuclear y este proceso podría durar entre 2 y 3 años y costar unos 200 millones de euros, según fuentes del sector nuclear consultadas por la Cadena SER.
Mientras tanto, los grupos ecologistas piden a Nuclenor que ponga en marcha ya un plan de desmantelamiento, porque consideran que su reactor es inseguro y, además, gemelo de uno de los que provocaron el segundo accidente nuclear más grave de la historia: el de la planta japonesa de Fukushima.
Javier Gregori
Periodista especializado en ciencia y medio ambiente. Desde 1989 trabaja en los Servicios Informativos...