Hezbolá promete redoblar su apoyo a Asad pese a los atentados
Este sábado se han producido las primeras detenciones en relación con el atentado que tuvo lugar el pasado jueves en un feudo de Hezbolá
El máximo líder del partido-milicia chií libanés Hezbolá, Hasan Nasralá, ha acusado directamente a grupos sunníes del atentado que, en la tarde del jueves, dejó 25 muertos y más de 200 heridos en el barrio de Daniyeh, al sur de Beirut, uno de sus feudos tradicionales. Dice Nasralá que no tiene "dudas" de que estos grupos buscan presionar para que Hezbolá abandone la ayuda activa a los "hermanos" sirios pero alerta de que "no lo lograrán". Lejos de ello, promete vengar a los muertos y redoblar sus esfuerzos a favor del régimen de Bashar el Asad.
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En un discurso televisado anoche con motivo del séptimo aniversario de la última guerra con Israel (2006), Nasralá dijo que sus enemigos se han "equivocado" de estrategia, porque causar "mártires" sólo les llevará a ampliar su participación en el conflicto del país vecino. "Si antes había cien de los nuestros, ahora habrá 200. Si había mil, habrá 2.000. Si hace falta que vaya yo o que vaya todo Hezbolá, iremos", ha prometido.
Según informa el diario Al Hayat, con sede en Londres, este sábado ya se han producido diversos arrestos en relación con el atentado; entre los detenidos habría ciudadanos libaneses, sirios y palestinos, sunníes.
El Gobierno de Michel Suleimanm, no obstante, ha insistido estos días en que la explosión del coche bomba "lleva la huella sionista", un extremo que ha negado tajantemente el presidente de Israel, Shimon Peres. El Ministerio del Interior libanés mantiene elevado el nivel de vigilancia en la capital por temor a nuevos atentados y choques directos entre los dos bandos.
Con ataques como el del jueves, la guerra civil de Siria, iniciada hace dos años y medio, ha dado el salto definitivo a Líbano. Hezbolá, la milicia chií afín a Damasco, y los opositores al régimen de Bashar el Asad, suníes, luchan abierta y diariamente. Líbano, un país complejo, dividido religiosamente, sólo necesitaba el conflicto próximo para que el fuego prendiera dentro de nuevo.
Hasta principios de año, la tensión se limitaba a enfrentamientos en la frontera, al norte, donde los libaneses acogían a los refugiados o combatientes anti-Asad. Se producían secuestros, disparos y rencillas, por oleadas. Sin embargo, la tensión ha crecido notablemente desde primavera. Uno de los motivos de esa radicalización es el reconocimiento que hizo Nasralá, ya explícito, de la participación de Hezbolá en la pugna abierta en Siria. "Luchamos por nuestra supervivencia", declaró en otro discurso televisado, siempre jugando al despiste sobre su ubicación. Asad pertenece a la minoría alauí, una rama del Islam chií, y por eso Hezbolá se declara su "amigo verdadero" y lo apoya hasta el punto de cruzar la frontera y batallar a su lado.
Ese apoyo, además de las pruebas que unen a Hezbolá con el atentado de Burgas (Bulgaria, verano de 2012), en el que murieron cinco israelíes y un turco, ha hecho que la Unión Europea haya incluido nuevamente al brazo armado del partido en su lista negra de terroristas.
El Ejército Libre de Siria (ELS), el brazo armado más destacado de la disidencia siria, ha amenazado en estas semanas a Hezbolá, prometiéndole que "pagará" su apoyo al régimen, que ya le ha costado la muerte de cientos de milicianos.