«El método Osmin», en Cuatro, y «Se hace saber», en La 1, no están dando los resultados que de ellos se podría esperar. Ninguno de estos dos espacios llegan a la media de la cadena. Además, en el caso del programa de Cuatro ha perdido espectadores respecto a su debut. Es grotesco y ridículo. «El método Osmin» es un engendro televisivo en el que el coach Osmin Hernández se cree un sargento de hierro y se pasa la emisión entera berreando al participante de turno que confió en este formato para ponerse en forma. Un espacio que atenta contra el buen gusto televisivo y también contra el malo y que degrada a la cadena. En las dos emisiones de este programa en Cuatro, el preparador físico - y esto es decir mucho de Osmin Hernández- se ha dedicado a vociferar y tratar al participante como si fuera un recluta que acaba de llegar a una compañía en plena guerra. Tal cual vemos en una mala película de Hollywood. En parte, su «método» se basa en eso: en disciplina militar aplicada al fitness, 30 días a tope, muy duros con «pescado, ensalada y agua» como dieta estricta. Sin embargo, lo que nos enseña el espacio de Cuatro es un reality tipo coaching -al estilo «Hermano mayor», pero separando ambos programas un abismo- mediocremente producido y en el que este tipo entrena a sus pupilos en plena calle o en edificios en obras y/o abandonados. La teoría del método Osmin afirma que bebe también del parkour (técnica de entrenamiento que aprovecha el mobiliario urbano). Pero no. En «El método Osmin» lo único que observamos es a participantes con una baja forma física a los que se les obliga a saltar por los techos de coches en un desguace, a pegar patadas a muros de ladrillo en un edificio en obras, a correr por las calles... Actividades que, no n pocos, casos ponen en peligro la integridad de los concursantes. En la emisión de este último viernes, el participante Sergio se golpeó en varias ocasiones e incluso hizo referencia a que en algún momento sintió cómo se le salía el hombro. En cualquiera de las situaciones, la solución de Osmin es mandar hacer flexiones y ponerle el pie en la espalda del participante. O quien dice el pie, dice alguna pieza del motor de un coche. Seguro que cualquier fisioterapeuta recomienda sus métodos. «El método Osmin» es un espacio aberrante. Algo así como si un video-aficionado estuviera grabando con una cámara casera a un loco que obliga a hacer cualquier tipo de ejercicio a alguien que pasara por ahí... Debutó el pasado viernes con unos datos de audiencia aceptables: 1.215.000 espectadores y un 6,2% de cuota de pantalla. Tuvo el apoyo del último capítulo de «Hermano mayor», que se emitió antes y congregó a un 7% de la audiencia. En este segundo viernes, este pseudo-programa de fitness ha bajado sus números hasta 928.000 espectadores y 5% de cuota de pantalla. Es incomprensible que Cuatro apueste por un espacio así. Ni se puede entender en clave de reality, como por ejemplo en el caso de «Hermano mayor», ni tampoco en clave de diversión y entretenimiento, como con «¿Quién quiere casarse con mi hijo?» o «We love Tamara» y «Gandía Shore» en otros canales. «Se hace saber», gracioso moderadamente El programa de sketches de Goyo Jiménez no tiene comparación con «El método Osmin». Lo único que le une para compartir este artículo es su pobre rendimiento en audiencia y el emitirse también en el prime time de los miércoles. Por lo demás es un programa de humor con unos profesionales que intentan llevar a buen puerto una idea y que, como tantas veces ocurre en televisión, por distintos motivos, todo esto no acaba de cuajar. Tuvimos un anticipo de lo que sería «Se hace saber» en Nochebuena, con un especial. Ahí sus números fueron buenos, (2.046.000 y 18,9%), quizá por las fechas, quizá por emitirse tras el discurso del rey y quizá porque la gente le dio una oportunidad. TVE esperó todas las navidades para darle el pistoletazo de inicio oficial a este programa de sketches. Fue el viernes pasado. Debutó con unos pobres datos de audiencia: 1.398.000 espectadores (7,1%). En su segundo viernes, anoche, mejoró un poco sus registros, aunque sigue lejos de lo que debe esperar su cadena: 1.509.000 espectadores (7,8%). Este espacio tiene dos problemas de cara a funcionar en la noche del viernes; la que según los profesionales de esto, es la ideal para colocar programas de humor. Por un lado, «Se hace saber» puede percibirse como una peor versión de «La hora de José Mota» (cuando estaba en TVE) o de «La noche de José Mota» (en Telecinco). Su estructura es prácticamente la misma y algunos de sus personajes o secciones son iguales, pero con nombres distintos. Sí que es cierto que en «Se hace saber», Goyo Jiménez no monopoliza cada sketch como sí ocurre con Mota. También lo es que ni tienen el nombre de Mota -en televisión durante décadas- ni posee su talento interpretativo para pasar de imitar a Rubalcaba a transformarse en una vieja chismosa castellana. Posiblemente por temas de presupuesto, «Se hace saber» guarda menos cuidado en los detalles de su producción que los programas de Mota. La caracterización de personajes es más simplona, los decorados más austeros y de peor gusto y los planos muy convencionales. Y el guion, sobre todo esto, alumbra sketches y personajes muy tópicos y previsibles. Ni tienen la gracia andaluza de «Los Morancos», ni la del surrealismo de «Martes y Trece», ni la del absurdo de «Muchachada Nui», ni tampoco la que Mota imprime en sus programas. Esto, seguramente, sea la fuente de sus males de audiencia. En otro lugar, como razón que explique el no despegue de «Se hace saber», se encuentra «Me resbala». El programa de humor de Antena 3 -formato importado desde Francia- es todo un soplo de aire fresco. Cómicos y actores graciosos puestos a improvisar en situaciones y pruebas tan surrealistas como tener que dibujar algo mientras se corre en una cinta de gimnasio para que el otro lo acierte, ponerse a rimar palabras al azar para montar una historia o interpretar un sketch sobre un decorado inclinado 45º y en el que resulta casi imposible mantenerse en pie. Por «Me resbala» pasan lo mejor de la comedia de este país: Florentino Fernández, Leo Herlem, Sergio «El monaguillo», Anabel Alonso, Miki Nadal, Edu Soto, Josema Yuste, Silvia Abril... Un gran programa con el que resulta difícil no divertirse y en el que además aparecen algunos de los cómicos que conforman el elenco de «Se hace saber». Su audiencia ronda una media de 2,5 millones de espectadores. Si TVE tiene paciencia con «Se hace saber» y no le exige demasiado, quizá termine por cuajar y pueda concluir su primera temporada. Le ayudará que el viernes que viene sea el último programa de «Me resbala», un programa que sí tiene confirmada una segunda temporada.