Cárceles y garajes clandestinos, focos de reclutamiento
Desde el 11-M se ha incrementado el control sobre los presos islamistas que no suelen reinsertarse
Madrid
La Policía no duda cuando se le pregunta por cuales son los focos de reclutamiento de yihadistas: cárceles y garajes clandestinos. Las comunidades islámicas coinciden en que los garajes clandestinos son los escenarios perfectos para que un perfil radical acabe completamente radicalizado pero dicen que los presos no se radicalizan más en la cárcel. Líderes religiosos y comunidades islámicas como la Unión de Comunidades Islámicas Españolas colaboran con las autoridades pero a pesar de ello la policía reconoce que la radicalización se puede desarrollar en un piso de cuatro paredes.
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En nuestro tercer reportaje hemos querido analizar los escenarios propicios para que un yihadista se radicalice. La policía y el Centro Nacional de Inteligencia lo tienen claro: cárceles y garajes clandestinos se presentan como dos de los escenarios perfectos para la radicalización. Incluso según nos cuentan policías de la UCIE, de la Unidad Central de Información Exterior de la Policía Nacional, hay "presos comunes que entran en la cárcel como delincuentes y que salen de la cárcel con perfiles yihadistas muy radicalizados".
La Unión de Comunidades Islámicas Españolas lo niega rotundamente. Dice que las redes de reclutamiento no necesitan las cárceles para captar a gente. Laarbi Al Maaetis que es el Presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España es tajante en su negación: "¿Qué necesidad va a tener un dirigente religioso para conseguir un permiso para entrar en la cárcel y organizarse?. Hay gente en los cafetines, en las calles, debajo de los puentes, los hay en todos los lados".
Desde los atentados del 11 de marzo se incrementó el control de los presos yihadistas. Según nos explican fuentes penitenciarias que trabajan en programas de reinserción con los presos yihadistas se les aplica un primer grado penitenciario, lo que garantiza un régimen de seguimiento y de control individual más exhaustivo. Además se les modificó el tratamiento a la práctica de la religión musulmana porque antes cualquier persona podía dirigir los rezos en el interior de la cárcel y después del 11-M se modificó el convenio con las Iglesias Evangélicas, con la Judía y con la Comisión Islámica de España para evitar y prohibir que los presos que tuvieran antecedentes penales tanto en nuestro país como en los países de origen pudiesen dirigir los rezos dentro de la cárcel.
La libertad religiosa es total y cada recluso puede realizar rezos tanto en privado en sus celdas como en grupos siempre y cuando lo soliciten. Pero nadie puede dirigir ceremonias religiosas si tiene antecedentes penales y por ello se recurre a imanes que están fuera de prisión. Sai Hamdouni, el principal líder salafista de Cataluña nos confirma esta información. Cada viernes nos cuenta Hamdouni uno o varios imanes acuden a las cárceles a calmar y conversar con los presos. "Estamos intentando además convencer a las autoridades para dedicar más imanes a esta función de trabajo en las cárceles".
Hay otro asunto de interés que los responsables de Instituciones Penitenciarias pusieron en marcha dentro de un programa para la integración de este colectivo. Se trata de un programa multicultural en el que psicólogos y educadores daban a conocer a los internos diferentes formas de ver la realidad más allá de las creencias religiosas bajo la premisa del respeto y el conocimiento del otro. El programa no tuvo buena acogida al principio pero a los pocos meses comenzaron a verse actitudes de cambio entre los reclusos musulmanes aunque a día de hoy no conocemos con exactitud los resultados de este programa pionero que dirigía una psicóloga. Fuentes penitenciarias reconocen sin embargo que la mayoría siguen radicalizados en su concepción de la religión y que resultan un colectivo muy difícil para trabajar con ellos.
Los salafistas de Cataluña reconocen que en los últimos años han aumentado los garajes clandestinos que son utilizados por imanes radicales, algunos expulsados recientemente de mezquitas como el ex imán de Reus que montó su propia mezquita con adeptos captados que pedían mensajes más radicales. Said Hamdouni, el principal líder salafista en Cataluña, pide más mezquitas para controlar a la comunidad. "Pedimos a las autoridades tener más centro de culto como mezquitas para tener más control de la comunidad. Cuando vienen de los garajes con las ideas malas se puede arreglar lo que es malo. Se le da las ideas adecuadas y se le explica la verdadera realidad del Islam".
Líderes y comunidades islámicas colaboran con las autoridades pero a pesar de ello la Policía reconoce que la radicalización se puede desarrollar en un piso de cuatro paredes.
Cárceles y garajes clandestinos: focos del reclutamiento yihadista
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Ana Terradillos
Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra (1991-1996) y en Ciencias Políticas por la UNED...