'El Niño' augura menos huracanes y más inundaciones y sequías
Según los modelos climáticos, este año hay un 60% de probabilidades de que se inicie un episodio de estas características entre los meses de junio y agosto

Varios vecinos de Acapulco se recuperan tras las inundaciones que ha dejado el huracán 'Ingrid' a su paso por México(Reuters)

La temporada de huracanes ha empezado esta semana en el océano Pacífico, y el día 30 de mayo lo hará en el Atlántico. El periodo se cierra a finales de noviembre, aunque dicen los expertos que este año podría ser una temporada distinta a las anteriores, debido a la previsible formación del fenómeno del Niño en el Pacífico.
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Los ciclones son tormentas que se forman en el océano, en aguas cálidas, y provocan vientos fuertes y lluvias copiosas al llegar a tierra. En el Atlántico se les llama huracanes, y en el sudeste de Asia y el Pacífico, Tifones. Necesitan vientos con una fuerza uniforme, soplando en la misma dirección en las distintas capas de la atmósfera para que la humedad pueda ascender. Estas circunstancias difieren en aquellos años en los que se forman fenómenos como 'El Niño'. Y este año, según los modelos climáticos, hay un 60% de probabilidades de que se inicie un episodio de estas características entre los meses de junio y agosto.
'El Niño' se produce en aguas tropicales de la zona central y oriental del Pacífico, próximas a las costas americanas. "Se ha observado que las temperaturas bajo la superfice se han elevado hasta unos niveles que suelen producirse siempre antes del inicio de un episodio del Niño", asegura Ana Casals, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
Este fenómeno meteorológico provoca un aumento de la temperatura del agua del océano en esa zona debido a las corrientes marinas, lo que genera las condiciones necesarias para la formación de huracanes junto a la costa occidental de América. "En el Pacífico, al estar el agua más caliente, los ciclones son más fuertes que cuando no hay Niño", explica Ana Casals. "Sin embargo, en el Atlántico sucede lo contrario. Se producen menos huracanes porque el viento sobre la superficie del océano en el Caribe no tiene la misma dirección ni la misma velocidad en las distintas capas de la atmósfera, y así es muy difícil que la columna de humedad ascienda hasta niveles altos".

Un coche destruido y una estatua se ven en una propiedad en Tacloban como consecuencia del tifón que arrasó Filipinas

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Menos huracanes, más sequías e inundaciones
El hecho de tener menos huracanes en el Atlántico y menos tifones en el sudeste asiático debido al Niño, no quiere decir que esas y otras zonas se vean libres de diferentes fenómenos meteorológicos adversos. Según la portavoz de AEMET, hay efectos en todo el mundo. "En los estados de EEUU cercanos al Golfo de México y en Ecuador tienen inundaciones, en California suele llover más, en Chile dejan de tener pesca, en Brasil, Argentina y Paraguay experimentan lluvias torrenciales, en Indonesia y Nueva Guinea tienen sequías e incendios, en Australia, además, se quedan sin cosechas, y en Europa cambian los patrones de tiempo habituales".
Todo preparado
La llegada del Niño se espera para finales del segundo trimestre. No obstante, y aunque casi todos los modelos apuntan a que se producirá, la temporada de huracanes llevará ya varias semanas en marcha y todo está listo para el seguimiento de los primeros ciclones en el Pacífico y en el Atlántico. Y esto incluye la lista de nombres con los que se les va a designar de forma sucesiva. Como siempre, se sigue un orden alfabético, alternando uno masculino con otro femenino. El primer huracán de esta temporada en el Atlántico se llamará Arthur, y en el Pacífico Amanda. A partir de ahí, los nombres serán, respectivamente, para el segundo Bertha y Boris; para el tercero, Cristóbal y Cristina; para el cuarto, Dolly o Douglas, y así progresivamente.
A pesar de la prevención, los huracanes y tifones dejan cada año pérdidas económicas millonarias y decenas, cuando no miles, de muertos. Entre los más dañinos de la historia reciente se encuentra el ciclón Bohla, que arrasó Bangladesh y el este de la India en 1970 provocando entre 300.000 y medio millón de víctimas. El tifón Nina, que azotó China en 1975, dejó unos 200.000 muertos, mientras que Mitch, que recorrió Centroamérica en 1998, dejó un balance de más de 10.000 fallecidos y miles de desaparecidos. El último que permanece en la mente de todos es Haiyán (o Yolanda), que azotó Filipinas en 2013, provocando más de 6.000 fallecidos y cientos de miles de evacuados.
En otros casos, los huracanes han dejado imágenes desoladoras, como la ciudad de Nueva Orleans anegada por las aguas tras el paso de Katrina en 2005, o la de Nueva York inundada y presa del caos debido a Sandy en noviembre de 2012.

Carlos Cala
Empieza en la radio en 1992, en la emisora de la Cadena SER en Morón de la Frontera, trabajo que simultanea...




