El rey que trajo la democracia

Juan Carlos I, nació en Roma, Italia, el 5 de enero de 1938. Primer hijo varón de don Juan de Borbón y Battenberg y de doña Maria de las Mercedes de Borbón y Orleáns, a los tres años se convirtió en heredero de la Casa Real española, al abdicar su abuelo, Alfonso XIII, en su padre.

El 9 de noviembre de 1948 pisó por primera vez España, donde don Juan y el general Franco decidieron fijar su residencia, alejado de su familia. En España cursó estudios militares y vivió con su familia, la que formó con Sofía de Grecia desde su matrimonio. El 22 de julio de 1969, a propuesta del general Franco, fue designado por las Cortes Españolas sucesor en la Jefatura del Estado, a título de rey. Al día siguiente prestó juramento y recibió el título de Príncipe de España. A la muerte del dictador, Juan Carlos fue proclamado rey y prestó juramento ante las Cortes.

La idea del nuevo rey no era el continuismo, y se demostró apenas un año después de reinar, cuando sustituyó a Arias Navarro por Adolfo Suarez. Era su arriesgada apuesta para consolidar la democracia. Paralelamente se cerró el círculo de legitimidad de don Juan Carlos, también dentro de la tradición de la monarquía española, cuando el 14 de mayo de 1977 don Juan renunciaba a sus derechos dinásticos.

En junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones generales. En la apertura de aquella primera legislatura democratíca, el rey señaló: "La democracia ha comenzado, es innegable. Pero falta mucho por hacer. Se han conseguido metas que muchos se resistían a imaginar y ahora hemos de consolidarla". El siguiente hito fue la redacción de una Constitución, la de 1978, que el rey promulgó solemnemente en las Cortes el 6 de diciembre.

Son muchos los documentos sonoros de don Juan Carlos que atesora la Fonoteca de la SER. Pero no puede faltar el de la madrugada del 23 al 24 de febrero de 1981. Tras el intento de golpe de Estado, las palabras del rey en TVE acabaron por desbaratar los planes golpistas.

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Durante todos estos años el reinado de don Juan Carlos ha sido respetado por todas las fuerzas políticas, en España, y admirado internacionalmente. Se ha acuñado esa figura de republicanos juancarlistas que le consideran indiscutible figura del siglo XX. Sin embargo, en los últimos años han ensombrecido su imagen algunos comportamientos de su familia con el caso Urdangarín. De hecho, su mensaje de Navidad en el año 2011 nos hizo a todos leer entre líneas. "CUando se producen conductas irregulares y no se ajustan a la legalidad o a la ética es natural que la sociedad reaccione. Cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley. La justicia es igual para todos".

Una caída fortuita reveló a la opinión pública que el rey estaba cazando elefantes en Botswana, mientras el país estaba sumido en una profunda crisis económica. Fue el detonante para que la popularidad del rey, tejida con tanto mimo durante casi 40 años, caía en picado. Y en un gesto insólito, el propio monarca pidió perdón públicamente. "Lo siento, me equivocado, no volverá a ocurrir".

El deterioro de su salud, - ha pasado por doce intervenciones quirúrgicas, gran parte de ellas en los últimos tres años- ha venido unido al creciente descontento con la monarquía que revelan las encuestas de opinión. Pese a todo, Juan Carlos I pasa ya a la historia como el rey que propició la libertad más pacífica y duradera de la nuestro país.