Sánchez y Rajoy rechazan la consulta pero discrepan en la salida para Cataluña

La economía, el modelo de Estado y la reforma electoral han sido los tres asuntos que han centrado el encuentro de más de dos horas y media entre los líderes de PP y PSOE. Pedro Sánchez ha asegurado en rueda de prensa que "ha habido más diferencias que coincidencias" pero ha remarcado que ambos han coincidido en que la consulta soberanista en Cataluña no se puede celebrar porque "es ilegal". El nuevo secretario general socialista ha reiterado su propuesta de abordar con urgencia una reforma constitucional para "dar un paso decidido hacia la España federal". "Es la única solución posible al problema catalána", ha señalado.

Una primera reunión, de más de dos horas y media, que Sánchez ha calificado de "cordial" en la rueda de prensa posterior al encuentro. No ha querido hablar por boca del presidente, pero sí ha dejado traslucir que la posición que ha percibido es la ya conocida. Sánchez le ha planteado su voluntad de mantener un diálogo "leal y abierto", pero también "firme y claro", en cuanto a las posiciones defendidas por el PSOE y en lo que será su oposición "activa, intensa y constructiva" tanto en las instituciones como en las calles, con el objetivo puesto en frenar las desigualdades. Ha reconocido que tuvo "más diferencias" que coincidencias, y de hecho la única coincidencia que ha señalado expresamente fue el rechazo a la consulta soberanista en Cataluña tal y como la plantea el presidente de la Generalitat, Artur Mas. Pero, incluso en ese ámbito, a partir de ese rechazo todo lo demás son también diferencias y no hay acuerdo para hacer frente común.

Sánchez ha defendido la necesidad de afrontar ya la reforma federal de la Constitución no solo para revertir la tensión con Cataluña, sino para renovar la arquitectura institucional del Estado y el modelo de convivencia. No ha desvelado la respuesta del presidente y no ha querido precisar si es partidario de aplicar la suspensión de la autonomía en caso de que Mas celebrara finalmente esa consulta. "No tenemos que llegar a esos términos", asegura, entre otras cosas porque Mas mantiene que siempre actuará dentro de la legalidad "y yo creo lo que dice". En todo caso, tanto Rajoy como Sánchez están pendientes de una conversación personal con Mas para conocer sus planes. El presidente le recibirá el miércoles en Moncloa y el líder socialista espera también verle en los próximos días.

Después de la rueda de prensa de Sánchez, el Gobierno explicaba en un comunicado que el presidente le ha trasladado su posición contraria a la "consulta ilegal de autodeterminación", coincidente con el voto expresado de forma mayoritaria el pasado mes de abril por el Congreso de los Diputados. El presidente, explica el Gobierno, "ha escuchado con atención" los argumentos que el líder del PSOE le ha formulado para iniciar la reforma de la Constitución, "pero le ha advertido de que en este momento no se dan las condiciones políticas necesarias para articular una propuesta con un consenso similar" al que concitó la vigente.

A pesar de esas discrepancias, también Rajoy ha expresado a Sánchez su intención de mantener un diálogo fluido y permanente y le garantizó que siempre encontrará en él "una actitud sincera, leal y constructiva" con el PSOE. No han hablado del impacto que sobre la vía independentista defendida por CiU puede tener el reconocimiento de Jordi Pujol de sus cuentas en paraísos fiscales, pero Sánchez asegura que ha expresado a Rajoy su "decepción e indignación" por esa información y le ha reiterado la "hipocresía" que destilan quienes dicen ser patriotas pero están "solo pendientes de su patrimonio".

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También han hablado mucho de Europa, aunque Rajoy no hizo a Sánchez ningún comentario sobre su decisión de rechazar la elección de Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea. Sin embargo, le ha agradecido la posición del PSOE durante el reciente relevo al frente de la Jefatura del Estado, y le ha expreado la necesidad de que los dos grandes partidos europeos colaboren activamente para garantizar el éxito del proyecto europeo frente al auge de movimientos xenófobos y populistas antieuropeos.