Lo que se mueve en el sector del cava (y no son las burbujitas)
Descontentas con los criterios de calidad del Consejo Regulador del Cava, algunas bodegas del Penedès han impulsado la creación de una nueva marca: Clàssic Penedès
Vilafranca del Penedès
Quince bodegas catalanas han creado una nueva marca, Clàssic Penedès, con la que buscan "reivindicar un producto y una forma de hacer que a menudo han sido banalizados y despreciados".
Los impulsores de este nuevo sello critican que el Consejo Regulador del Cava no les representa territorialmente y buscan, además, distinguirse de ciertos productos de "mala calidad”.
“Estábamos dentro de una jaula que tenía muy poco que ver con nosotros”, dice Josep Maria Albet, director técnico de Albet i Noya y, al mismo tiempo, presidente de la Denominación de Origen Penedès. Según fuentes consultadas, en el Consejo Regulador del Cava hay tiranteces desde hace tiempo.
Raventós i Blanc, por ejemplo, también decidió apartarse en 2012, aunque en este caso para apostar por la etiqueta Conca del Riu Anoia. Una decisión motivada, según declaró Manuel Raventós en su momento, por que en el mundo del cava se estaba primando la cantidad por encima de la calidad.
"Cada uno es libre de pertenecer al club que quiera", arguye Pedro Bonet, presidente del Consejo Regulador del Cava. "Cada caso es un mundo pero desde que yo estoy en el Consejo solo se han ido cuatro bodegas y, entre las 15 del Clàssic Penedès suman 600.000 botellas al año".
Bonet tira de números para restarle importancia al movimiento y señala que bajo el consejo Regulador del Cava operan 245 bodegas que suman una producción anual que ronda los 250.000.000 de botellas al año: "Dos tercios se exportan, pero este año el mercado español subirá ligeramente y es posible que el exterior se mantenga o baje un poco".
Botellas a partir de dos euros
La mayoría de las bodegas de la Denominación de Origen Cava están concentradas en Cataluña (132), pero hay otras 27 repartidas entre Requena (Comunidad Valenciana), Almendralejo (Extremadura) y varios municipios de Aragón, Navarra, La Rioja y el País Vasco.
Todas elaboran sus espumosos siguiendo un método fijado por el Consejo Regulador, pero el resultado es dispar en calidades y precios. Tanto que hay botellas a la venta por solo 2 euros. “Nuestros costes de producción son más elevados, no podemos competir con estos precios”, afirma Josep Maria Albet.
Una reflexión compartida también por Evaristo de Vega, enólogo y gerente de las Bodegas Vía de la Plata de Almendralejo (Badajoz), quien reconoce estar incrementando ventas por cuestiones meramente políticas (200.000 botellas al año con un precio medio que ronda los 5 euros) y entiende que las integrantes de Clàssic Penedès quieran diferenciarse de las macrobodegas.
"No solo lo respeto, lo aplaudo", señala por teléfono. "Desde mi punto de vista, si pudiéramos producir cava con una denominación de origen exclusiva para Almendralejo, conseguiríamos obtener un cierto valor añadido".
Pedro Bonet insiste en no querer echar "más leña al fuego", pero asegura que en Burdeos se producen botellas de 1.000 euros y también de 2. "En todas la denominaciones del mundo hay precios baratos, de hecho. En la Champaña hay más que en el Cava, proporcionalmente, y eso no ha provocado ninguna escisión".
“Queremos que nos sitúen en el mapa”
Para que un espumoso pueda considerarse Clàssic Penedès tiene que ser ecológico y contar con una crianza mínima de 15 meses (el Cava, siguiendo el método champenoise, requiere un mínimo de nueve). Una medida impuesta con el objetivo de obtener más aromas secundarios y complejos.
Pero el factor territorial también ha pesado en la creación de Clàssic Penedès porque se exige utilizar uva de viñas de las comarcas del Alt y el Baix Penedès, el Garraf y la parte sur del Anoia. "Tiene que quedar claro de dónde somos y qué hacemos", explica Sergi Colet, de las Bodegas Colet. "Queremos que la gente nos sitúe en el mapa”.
Niegan que el debate sobre la independencia de Cataluña haya influido en el asunto, pero Francesc Olivella, director de la DO Penedès, se expresa en la misma línea: “Hemos buscado un nombre que defina el producto y la región”.
Bonet, por su parte, asegura que la zona productora del cava está "muy bien delimitida" y recuerda que fueron el Tribunal Supremo y la Unión Europea quienes, hace 30 años, reconocieron el uso del término a las bodegas que ya elaboraban vinos espumosos, estuviesen o no en el entorno de Sant Sadurní d'Anoia.
También se elaboran vinos espumosos en Rias Baixas, Utiel o Ribera del Duero, de hecho, pero ninguno de ellos puede hacerse llamar cava, ni tiene posibilidad de entrar en su Consejo Regulador.
Bonet, en cualquier caso, detalla que la coyuntura económica ha impedido que el nivel de ventas vuelva a los niveles de 2005, cuando unas declaraciones de Carod Rovira motivaron el inicio del boicot al cava catalán: "La crisis ha sido el freno definitivo. Seguimos estando un 18 % por debajo de lo que estuvimos hace 10 años".
Más allá de las cifras de negocio, Bonet reivindica que el cava es un producto "de calidad" y muy consolidado. "Nuestra gran fortaleza es que la estructura empresarial es familiar casi al 100 % y que las nuevas generaciones se han formado en enología e ingeniería agrónoma, haciendo que los cavas actuales sean fantásticos y que la gama económica sea muy correcta".