Economia y negocios

La leche, por los suelos

Los excedentes de leche ponen contra las cuerdas a una parte de los ganaderos, que reclaman en Santiago de Compostela medidas de emergencia

Productores gallegos riegan sus campos con leche, en protesta por los bajos precios, en una fotografía de archivo. / EFE

Madrid

Apenas han pasado tres meses del final de la cuota láctea -de los límites a la producción- y en España se está produciendo una fuerte crisis: sobra leche, en algunos casos se ha dejado de recoger a los ganaderos, y los precios en origen están bajando con fuerza, incluso por debajo del umbral de rentabilidad. De ahí las movilizaciones del sector. Hoy está prevista una en Santiago de Compostela.

La raíz del problema está en los excedentes. En España está aumentando la producción, cuando el veto ruso ha privado a Europa de un mercado clave y se acumulan los stocks. Una parte del excedente está llegando a nuestro país en forma de queso: de enero a abril entraron 2.000 toneladas más que un año antes, y han costado 25 millones de euros menos, destaca UPA. Su portavoz Román Santalla lo considera dumping, ventas por debajo de coste, ilegales. "El gobierno lo conoce -afirma- las comunidades autónomas lo saben. No hay más que pedir las facturas para comprobarlo. Hay que actuar".

Pero Fernando Miranda, director general de producciones y mercados agrarios del Ministerio de Agricultura, no lo ve así. "En general todos los países, aquello que nos sobra, lo exportamos muy barato. No necesariamente tiene que ser dumping". Y pone ejemplos para el caso español: vino, melocotón, nectarina, carne de cerdo. Lo que -viene a decir- nos invalidaría para reclamar cuando los productos baratos entran aquí.

Más leche líquida que derivados

Gobierno y ganaderos miran con ojo crítico a la industria láctea asentada aquí, porque compra sólo la leche que precisa en un modelo en que vende como líquida un 60% de la que procesa, sin apostar más por productos -queso, mantequilla- menos perecederos, más exportables, y que puedan absorber excedentes si es necesario.

Luis Calabozo, de la patronal de la industria FENIL, asegura que ese porcentaje está en la media europea. Para él, la solución a los excedentes pasa por su recogida, con dinero público, a un precio más alto que el actual. "Si el contravalor de la leche en polvo estuviese garantizado por una intervención pública a precios superiores los ganaderos estarían en mejores condiciones para soportar este momento puntual del ciclo".

En eso le dan la razón los ganaderos. Dicen que ahora cobran unos 21 céntimos por cada litro que retira la intervención pública para transformarlo en leche en polvo, cuando el propio gobierno sitúa en 25 céntimos el umbral de rentabilidad. Pero Bruselas no quiere subir ese precio, dice Fernando Miranda. "La Ministra (García Tejerina) pidió que se incrementara el precio de intervención para la leche en polvo y la mantequilla. Es una medida que la Comisión Europea viene rechazando para este producto y para muchos porque lo que hace es desincentivar la adaptación al cambio. Nosotros lo seguiremos pidiendo, pero es cierto que nos puede solucionar la coyuntura actual, pero el problema de fondo no lo va a solucionar".

Cooperativismo como solución

También hay ganaderos que entonan el mea culpa: Reconocen que tienen que organizarse para atar corto a la industria y frenar la bajada de precios que quiere imponerles. Que así lo han hecho en Asturias, Pais Vasco o Córdoba... "y les va mejor -destaca Ramón Artime, de Asaja- en Asturias tienen Central Lechera Asturiana, en Córdoba Covap y en el País Vasco Irpalat. Cooperativas donde participan los ganaderos, y lo que está demostrado es que los socios de esas cooperativas terminan cobrando bastante más que los ganaderos que van por libre. Ése es el modelo a seguir".

En eso incide, con un punto de acidez, Fernando Miranda: "Igual que toman la decisión de juntarse para organizar una protesta, que tomen también la decisión de juntarse para buscar soluciones que estén en su mano, organizándose en cooperativas más grandes, o asumiendo proyectos de transformación".

Lo urgente

UPA le da la razón. "Hacia ahí hay que ir", apunta Román Santalla, pero sostiene que lo urgente ahora es salvar a los que están en riesgo de ruina. "Lo que más nos preocupa en este momento son 3.000 familias que apenas alcanzan los 20 céntimos por litro, con riesgo de terminar arruinados y sin ninguna cobertura social que pueda cubrir esa precariedad económica".

 
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