Soria, desenchufado
Nunca habíamos asistido a un proceso de dimisión de un ministro tan descarnado como éste
José Manuel Soria ha dimitido este viernes a causa de su aparición en los 'papeles de Panamá' / ANDREA COMAS (Reuters)
Madrid
Nunca habíamos asistido a un proceso de dimisión de un ministro tan descarnado como éste, tan visible ante la opinión pública. Asunción dimitió por sorpresa y con coherencia: se le había escapado Roldán. Albero, por un problemilla con Hacienda, menor comparado con los que luego hemos conocido. Corcuera porque no le aprobaron íntegra una ley bastante retrógrada. Boyer, por amor.
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En el caso de José Manuel Soria (Las Palmas de Gran Canaria, 1958) la culpa la ha tenido una información periodística internacional: la revelación de los papeles de Panamá. En 2011 Mariano Rajoy le nombró ministro de Industria y Energía. Era entonces un mirlo blanco del partido, había sido alcalde de Las Palmas, había conseguido para el PP la primera mayoría absoluta en Gran Canaria y para colmo, era un calco físico del gran líder José María Aznar. Sospechamos por qué, pero en cuanto aterrizó en los consejos de ministros presididos por Rajoy se afeitó el bigote.
La gestión del almacen nuclear de Villar de Cañas no ha sido tampoco un éxito. Y los consumidores pagamos la luz hoy un 10% más cara que cuando llegó al ministerio.
Su labor al frente del ministerio en estos cuatro años ha sido muy crítica: el alto precio de los carburantes pese a la bajada del precio del petróleo, las autorizaciones a las prospecciones petrolíferas en Baleares y Canarias o el bochornoso caso Castor, en el que los bolsillos de los españoles han tenido que indemnizar a la empresa por el fracaso de su negocio, que se reveló peligroso para las costas catalanas. El conflicto con la minería le enemistó con su correligionario Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y León. La gestión del almacen nuclear de Villar de Cañas no ha sido tampoco un éxito. Y los consumidores pagamos la luz hoy un 10% más cara que cuando llegó al ministerio.
Pese a todo, José Manuel Soria ha mantenido un perfil gris hasta que llegó el bombazo. Mientras el ministro se enredaba en un encadenado de confusas declaraciones se iba revelando la verdad cruda del asunto: sus actividades empresariales ligadas a paraísos fiscales y las pruebas, con su firma, al pie de un documento que desmentía su insistencia. El PP en pleno acudió en su apoyo tras la primera rueda de prensa. Y ayer le dejaba caer cuando la situación se hacía límite.
