Gastro | Ocio y cultura

'Simpas' que no se han hecho famosos

Dice un camarero que es mejor coger al que te ha hecho un simpa que trabajar en la boda del Rey y que salga todo perfecto

¿El simpa es algo que se tiene que hacer una vez en la vida? / FACEBOOK

¿El simpa es algo que se tiene que hacer una vez en la vida?

Madrid

El simpa, en España, suscita fascinación. Por un lado lo condenamos porque, al fin y al cabo, se trata de un robo. Pero la fantasía de comer y beber gratis activa ciertos núcleos de la picaresca que, si bien la ciencia aún no ha descrito, por lo visto se han ido trasmitiendo de generación en generación desde hace siglos.

En los últimos meses se ha hablado de varios simpas muy mediáticos. Sobre todo del de Bembibre (León), donde más de 100 asistentes a un bautizo se fueron del Restaurante El Carmen a la carrera y sin pagar. Un macrosimpa de 2.000 euros que, de momento, no se ha acabado de resolver, pero que ha servido para que trascendiera otra maniobra similar y a muy poca distancia.

El simpa del Bar La Estación de Candeleda (Ávila), en cambio, sí ha tenido un final feliz. Un cliente salió corriendo para no perder el autobús y días después, al darse cuenta de que no había pagado la cuenta del bocadillo de tortilla francesa, la ración grande de ensaladilla y la limonada, decidió mandar 20 euros por carta.

Tampoco pasó desapercibido el intento de simpa del pequeño Nicolás en el restaurante Ramsés de Madrid o el de Pascal Henry, un cuidadano suizo —aunque parezca increíble— que, después de comer en elBulli, dijo que iba al coche a por tarjetas de visita... ¡y jamás volvió! Y eso por no hablar de la alemana conocida en Mallorca como Lady Simpa, especializada en acciones pequeñas pero continuas.

Lo de irse de un bar o de un restaurante sin pagar, de todas formas, está a la orden del día. El concursante de Top Chef David Marcano confesó hace poco en Twitter que acababa de sufrir el primer simpa de su carrera. Pero en el foro de Facebook Cosas de camareros abundan los ejemplos y muchos, con un giro inesperado en los acontecimientos. Simpas poco mediáticos pero tan reales como la vida misma.

El sevillano José Antonio García, que trabajó varios años en el bar con terraza de un hotel de Las Ramblas de Barcelona, asegura por teléfono que "para un camarero es mejor coger a un tipo que te ha hecho un simpa que trabajar en la boda del Rey y que salga todo perfecto". Y a él, por suerte, le ha pasado eso dos veces.

"Recuerdo a dos chicos y a una chica que llevaban raquetas de tenis y que, además, nos daban mucho palique. Pidieron pizza, sangría... y cada vez que me acercaba a la mesa nos echábamos unas risas. Pero luego descubrí que no se estaban riendo conmigo. ¡Se estaban riendo de mí!", relata el camarero.

Casualmente, horas más tarde, se topó con "el tenista" en la recepción del hotel. "¡Había entrado para usar el baño... ¡y al verme se quedó blanco! El notas, para disimular, se puso a hablarme en inglés, pero decidí responderle en inglés yo también y le dije que —aunque la cuenta era de 56 o 57 euros— me debían 70", detalla García. "Pues bueno, se puso chulito, ¡pero al final me la pagó!".

En otra ocasión, según cuenta, también tres turistas decidieron aprovechar el bullicio de Las Ramblas para, después de tomarse varias jarras de carveza, hacer un simpa. "Lo que pasa es que, cuando haces eso, te vas corriendo", dice el camarero. "Y resulta que uno de ellos se olvidó una mochila en la que había dinero, un pasaporte... Al rato volvieron, claro. Tres tíos como armarios, con la cabecita gacha".

Pero el foro Cosas de camareros esconde muchas más historias. Como la de "dos pensionistas, ¡uno de ellos, en silla de ruedas!", que decidieron hacer un simpa ante la incredulidad del camarero. O la de dos muchachos en la terraza que, después de la segunda ronda en la terraza, se fueron corriendo sin pagar, pero se dejaron las llaves del coche en la mesa. "¡Imaginaos la cara con la que volvieron!".

Tampoco tiene desperdicio la anécdota del camarero que, justo después de descubrir que le habían hecho un simpa, vio una nota escrita en una servilleta: "Lo sentimos mucho. Todo estaba buenísimo, pero la crisis nos afecta a todos. MUCHAS GRACIAS!! Es algo que se tiene que hacer alguna vez en la vida".

Carlos G. Cano

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...

 
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