Mujeres transexuales que lucharon por la libertad

Madrid

Mar Cambrollé tiene ahora 61 años y tardó unos cuantos en ponerle nombre a lo que le pasaba. “Creía que era gay”, nos cuenta, hasta que en un número de Interviú se reconoció en Bibiana Andersen. En ella encontré el referente y pude decir “esto soy yo”. Antes de eso siempre pensó que era homosexual. A los 5 o 6 años empezó a tener un comportamiento más femenino y fue entonces cuando empezaron los correctivos. Por parte de mi padre, recuerda, recibía palabras de “qué asco” y una paliza que me dejó marcada toda la espalda con un cinturón de cuero. Le tenía tanto miedo que cuando se iba a trabajar por las mañanas y le oía trastear en la cocina pensaba que cogería un cuchillo y vendría a matarme. Pese a esos recuerdos Mar acabó perdonando al padre el día en que este, por primera vez, cuando ella ya vestía y se comportaba como una mujer le dijo, simplemente, “qué guapa estás, hija”.

La historia de Miriam tiene puntos en común con la de Mar aunque en su caso su familia siempre la apoyó y eso, nos dice, que soy gitana y entre mi raza ese tipo de cosas por nuestras leyes y tradiciones se suelen llevar peor. Yo, añade, tuve mucha suerte porque nací en una familia que no era del siglo XX sino del siglo XXV. El rechazo social, la lucha contra el franquismo y la prostitución son esos puntos comunes que unen no sólo a Miriam y a Mar sino también a las otras seis mujeres transexuales protagonistas del libro La doble transición, escrito por Raúl Solís. Este periodista aborda la heroicidad de un colectivo “perseguido durante la dictadura y olvidado por la democracia”.