Sociedad
Educación sexual

Ni "zoofilia" ni "parafilia": se llama educación afectivo-sexual y si no llega a tus hijos el porno lo hará

El adelanto a los 8 años del acceso a la pornografía y el repunte de los delitos sexuales encienden las alarmas

Hay que empezar a educar en la infancia para que en la adolescencia esté parte del camino hecho, según los expertos

Una profesora explica el aparato reproductor femenino en un fotograma de una película de educación sexual en un instituto estadounidense en 1948. / Library of Congress/Corbis/VCG via Getty Images

Madrid

Siempre ha estado en el punto de mira de los sectores ultraconservadores pese a que la escuela tradicional pública sigue rodeándola como un tabú. Pero la llegada de la extrema derecha a las instituciones amenaza con empujar a la educación sexual al armario, justo cuando más necesaria se ha vuelto.

Son días de manadas, repunte de los delitos sexuales y acceso fácil, gratuito y temprano a una pornografía cada vez más machista y violenta. Al mismo tiempo, muchas familias no han conseguido romper la barrera de la vergüenza y la naturalidad al hablar de sexo con sus hijos adolescentes.

¿Qué hacemos con la educación sexual?

Por no hablar de la posición de los colegios e institutos hacia la educación sexual: los centros no saben qué hacer con ella, se limita a charlas esporádicas sobre anatomía y genitalidad o, en el mejor de los casos, se imparte en forma de prevención de riesgos para estudiantes de instituto. Si alguna vez va más allá, y esas charlas abordan temas como las relaciones afectivas, la identidad de género, el consentimiento o los límites, suele depender de la voluntad de las ampas y los equipos docentes.

Justamente ahí ha puesto el foco el brazo político del conservadurismo moral, que no oculta su interés por controlar la Educación y adaptarla a sus "convicciones morales" en los territorios donde es clave para formar gobiernos de derechas.

"Zoofilia" para niños de 8 años

La lideresa de Vox en la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio, tiene su particular definición para esas charlas: "Cursillos en los que se les dice que tienen que probar a ser niña y la niña a ser niño, además de invitarles a probar nuevas prácticas sexuales y explicárselas a los demás": "Se habla de zoofilia, de parafilias, ...", llega a decir la diputada ultraderechista. "Obligan e imponen la doctrina de la ideología de género a los niños con 8 años".

A esa edad de la que habla Monasterio, que corresponde a niños de 2º y 3º de Primaria, se ha adelantado el inicio de acceso a la pornografía. La alarma la activó en junio de 2019 una investigación de la Universitat de les Illes Balears (UIB) que también refleja que la edad media para empezar a ver porno se sitúa en los 14 años y que uno de cada cuatro chavales lo hace antes de los 13.

Inevitablemente, que chicos tan jóvenes consuman vídeos de sexo explícito a edades tan tempranas condiciona sus relaciones presentes y futuras. "La pornografía produce cambios en las relaciones interpersonales y de género", explica la catedrática de Pedagogía y Didácticas Específicas de la UIB Carmen Orte, una de las autoras de la investigación. "Proyecta una imagen de la mujer como mera actriz al servicio de los deseos sexuales del varón".

Ni rastro de formación sobre sexo

Los expertos coinciden en que hay una ausencia total de formación afectivo-sexual de una parte importante de la población, sobre todo entre los menores: la investigación de la UIB revela que ocho de cada diez nunca ha tenido educación de este tipo.

Las familias siguen sin hablar de sexo y los chavales buscan las respuestas por su cuenta, aunque ya no lo hacen preguntando a los amigos, como ocurría en generaciones anteriores, sino a internet: siete de cada diez acuden a la red para saber de sexo y sólo uno de cada cuatro plantea alguna duda a sus padres, lo cual quiere decir, a juicio del profesor Lluís Ballester, otro de los responsables del informe, que "los adultos no existimos para aconsejarlos en materia sexual".

¿Las charlas LGTBI son una amenaza?

Pero la ultraderecha va en serio y ha empezado por pedir a la Comunidad de Madrid que identifique a quienes dan charlas LGTBI en colegios. En concreto, Vox ha pedido la "relación de colegios públicos y concertados en los que Cogam [uno de los colectivos LGTB+ madrileños más conocidos] ha realizado actividades formativas, informativas o de otra índole indicando fecha de celebración, centro, breve descripción de la actividad desde 2015 hasta la fecha actual; nombre y apellidos del ponente o ponentes; y cuáles han sido las clases destinatarias".

Así son las charlas LGTB que tanto preocupan a la ultraderecha

<p>Guión y protocolo para dar charlas en institutos. COGAM (Colectivo LGTB de Madrid)</p>

La diputada socialista en la Asamblea de Madrid Carla Antonelli se refiere abiertamente a este movimiento de Vox como una "cacería de brujas": "Ha tardado poco y nada la ultraderecha en la Comunidad de Madrid en empezar una cacería de brujas y una inquisición".

¿Qué es la educación afectivo-sexual?

La identidad de género es solo una pequeña parte de la educación afectivo-sexual que, según los expertos, cada vez hay que incluir más de manera transversal para evitar las desigualdades de género y combatir el acoso escolar desde pequeños. Sin embargo, hay mucho más: el descubrimiento de los genitales con naturalidad y sin tabúes, la diversidad sexual y la tolerancia con el diferente, el consentimiento y la violencia sexual.

La sexóloga y formadora del colectivo Pandora Mirabilia Violeta Buckley pone el acento de sus charlas en la "autoescucha": "La sexualidad no solo está en el cuerpo sino en lo demás, en la libertad y en la escucha interior". Sus talleres inciden en que las niñas y los niños "aprendan a escucharse" y a entender qué les está pasando y qué están sintiendo.

Si no reciben esa formación, "la sociedad les está quitando la capacidad de entender quiénes son". "La manera de empoderar a nuestros hijos es darles estrategias para que sean capaces de seguir conectados con ellos mismos", explica.

Para combatir la desigualdad de género en la sexualidad tradicional que potencia la genitalidad masculina y cohíbe la femenina, esta sexóloga propone invertir el binomio: fomentar el placer global en los niños -por ejemplo, con las caricias por todo el cuerpo- y la genitalidad, en las niñas.

El pincel del placer y la brújula

El lenguaje inclusivo "sin dramas" es otra de las claves de esas charlas que inciden en la diversidad y el destierro de los estereotipos machistas. Un ejemplo al que Buckley suele recurrir es el del tamaño del pene: "Todavía hay chicos que sufren con su pene, cuando todos los penes son perfectos tal como son". Por eso, propone el "concepto del pincel del placer frente al sable extensible", ya que no se trata de "un arma" sino de "algo creativo y juguetón".

Otra herramienta muy recurrente es la "brújula", que sirve para que los chavales entiendan la sexualidad desde lo corporal. "Mientras mi brújula me dice que estoy en el placer, el bienestar y el buen trato, sigo; cuando me dice dolor, malestar y maltrato, entonces paro". Esta educadora considera que les da "mucha capacidad de decir no, si el cuerpo reconoce qué está bien y qué está mal".

Una asignatura obligatoria adaptada a cada edad

Expertos y organismos internacionales sugieren que convertir la Educación afectivo-sexual en una asignatura obligatoria en los colegios e institutos desde la infancia adaptada a cada edad, podrían evitar casos de abuso sexual. Pese a las reticencias ultraconservadoras, los informes de la Unesco concluyen que "la educación en sexualidad, tanto en la escuela como fuera de ella, no aumenta la actividad sexual, el comportamiento sexual de riesgo o los índices de infecciones de trasmisión sexual y VIH".

En cambio, el aumento de las manadas, con un centenar de casos judicializados en España en los últimos cinco años, la proliferación de violaciones violentas entre los vídeos porno más vistos y el repunte de los delitos contra la libertad sexual, urgen a tomar medidas con un modelo de educación sexual que no está funcionando.

Aitor Ordax

Aitor Ordax

Redactor y portadista en la mesa digital de los informativos de la SER desde 2009. Antes trabajé en...

 
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